11 dic 2022

Fin de la tregua y cruce de acusaciones

Dos semanas tras la firma del cese de hostilidades en el este de la República Democrática del Congo (RDC), se han vuelto a registrar ataques en la región, asediada por el grupo rebelde M23.

En los últimos meses, la reaparición de este grupo ha desencadenado una grave crisis de seguridad, además de diplomática, ya que Kinsasa acusa al gobierno ruandés de darle apoyo. Se han llevado a cabo negociaciones entre los dos países con el fin de apaciguar la situación, pero el Congo no permitió la asistencia de representantes del M23. El grupo, que reclama participar en los diálogos de paz, finalmente aceptó la tregua, pero se niega a entregar las armas. Además, en la última semana un informe de la ONU acusa a los rebeldes de asesinar a 130 civiles como represalia por ser marginado de las conversaciones. El M23 ha publicado un comunicado en el que rechaza las acusaciones y dice mostrarse “atónito” por el “trabajo tan chapucero” que ha realizado la Misión de las Naciones Unidas en la RDC (MONUSCO), que, por su parte, ha reconocido no estar en el terreno para llevar a cabo la investigación. Los rebeldes también han denunciado que se han dado ataques en zonas bajo control del gobierno congoleño, señalando, entre otros, a las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), otro grupo rebelde al que acusa (junto a Ruanda) de estar apoyado por Kinsasa. La amalgama de violentos grupos paramilitares en la región fronteriza y el cruce de acusaciones entre gobiernos han dificultado una desescalada real de las tensiones. Todo ello ha llevado a la población a una situación límite y alimenta los temores a una guerra abierta entre la RDC y Ruanda en el históricamente castigado territorio. Habrá nuevas conversaciones en las próximas semanas en Luanda, organizadas por la Comunidad Africana Oriental y mediadas por el expresidente keniano Uhuru Kenyatta.

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