Cuando los bancos y el resto de entidades financieras cierran el grifo del crédito, la economía se resiente. Y mucho más la de las pymes que, en muchos casos, se han visto obligadas a cerrar a causa de la falta de financiación. Por fortuna, siempre existen soluciones. En España ya conocíamos el
crowdfunding (financiación colectiva), pero la gran mayoría desconoce que existe otra alternativa para obtener dinero llamada
crowdlending. Se trata de
préstamos de particulares a empresas, que utilizan plataformas de Internet para llevarse a cabo. Como casi todo lo nuevo, la iniciativa viene de los países anglosajones, con Reino Unido a la cabeza. Allí,
el Gobierno británico no ha dudado en fomentar estas alternativas al crédito tradicional destinando 10 millones de libras a
Zopa, la mayor plataforma de préstamos entre particulares, y 20 millones a
Funding Circle, la plataforma más conocida de préstamos de particulares a empresas. Ésta última nació en 2010 y ya ha prestado 129 millones de libras a negocios, que provenían de inversores particulares. En España, el
crowdlending todavía está arrancando. Pero eso no quiere decir que no existan
plataformas de Internet, que son los nexos de unión entre particulares y empresas, desde donde sea posible llevar a cabo este tipo de prácticas. Entre otras se pueden encontrar a
Arboribus,
Comunitae y
Socios Inversores. Ésta última es la que tiene más experiencia. A día de hoy ya ha acogido 5.000 proyectos, tiene en cartera a 1.000 inversores y ha ayudado a crear a 47 empresas. Su éxito ha llevado a la firma a llevar su sistema de financiación a 18 países de Latinoamérica. Pero,
¿cuáles son las características del crowdlending? Pues sencillamente se trata de lograr que particulares con ganas de invertir realicen préstamos a empresas a cambio de un tipo de interés, o de una oferta dentro de la empresa que solicita la financiación. Este sistema tiene ventajas para ambas partes. Por un lado, el prestamista, accede a un interés que suele ser mayor al que se obtiene con un depósito bancario y con otros productos de la banca tradicional (ronda el 6% aunque hay casos en el que ha estado cerca del 20%). Y, por otro, la pyme consigue dinero y le sale más barato que si accede a un banco, ya que no tiene que firmar otro tipo de productos que le vinculan a la entidad financiera y que encarecen el interés final. Por contra, el sistema tiene el problema de que es arriesgado.
Las plataformas de crowdlending no están dentro del fondo de garantía de depósitos. Por tanto, si la pyme o el proyecto al que se ha prestado el dinero fracasa el prestamista pierde su inversión. Para evitar este tipo de problemas, las plataformas de Internet que trabajan esta nueva vía de financiación estudian con detenimiento cada proyecto que les llega. Desde SociosInversores aseguran que solicitan a la empresa todo tipo de información como tarjeta de identificación fiscal, balance de pérdidas y ganancias, plan financiero, licencias y registro. En definitiva, todo lo que sea necesario para asegurar al máximo el retorno de la inversión. Dicho sea que frente al 10% de morosidad de la banca en España,
este tipo de plataformas sólo presenta impagos por el 2% del capital prestado. Como se puede observar, los préstamos entre particulares y empresas pueden ser una solución para sacar adelante ese negocio que necesita una pequeña inyección de capital.