10 sep 2013
¿Una campaña de publicidad? Sí, gracias
Una excelente idea para poner en marcha nuestro primer negocio. No dejamos nada al azar: inversión, ayudas, créditos, local, proveedores, permisos, etc. Conforme se acerca el día D, nos la prometemos la mar de felices. Todo está calculado, y todo tiene que salir a la perfección. Pero algo falla. El teléfono no suena de manera insistente, y el local no está abarrotado de clientes. ¿Qué ha pasado? ¿Qué se ha quedado en el tintero? La respuesta es fácil: la campaña de publicidad. Manos a la obra Cuando hablamos de una campaña de publicidad debemos pensar que es una inversión que nos debe proporcionar una rentabilidad a corto o medio plazo. Por tanto, hay que verla como tal, y no como un gasto. Si se desconoce la materia, existe un gran número de agencias de publicidad y estudios de diseño que se pueden encargar de realizar, planificar y ejecutar dicha campaña. Y siempre ajustándose a los presupuestos, aunque éstos sean pequeños. Lo primero que hay que hacer es preguntarnos sobre nuestro proyecto: ¿Tenemos local en la calle o en oficinas? ¿Nuestro producto o servicio es de compra continuada o, por el contrario, nuestro cliente es ocasional? ¿Ofrecemos un servicio novedoso o es más barato que los ya existentes? Todas estas preguntas, a las que tendremos que dar respuestas, nos permitirán crear una estrategia de comunicación. De aquí partirá todo: la creatividad que se utilizará, en qué medios nos anunciaremos, con cuánta frecuencia, etc. Consejos Un ejemplo: supongamos que un grupo de emprendedores crean una empresa que soluciona problemas domésticos (fontanería, electricidad, pintura...). Han alquilado un local en un barrio de una ciudad cualquiera, y allí reciben los avisos telefónicos. Su campaña de publicidad debería cumplir una serie de objetivos. Primero, informar de su existencia. Segundo, trasmitir una imagen de solución inmediata. Tercero, desligarse de los conceptos chapuza y caro. Y, cuarto, situar con eficacia en el mercado tanto el nombre como el teléfono de contacto. Nunca hay que pensar que los periódicos que leéis, la emisora que más os gusta, o vuestro programa favorito pueden serlo también para vuestros clientes. Si así fuera, es posible que el error sea mayúsculo. Además, a vuestros clientes no les interesa vuestra empresa, sino los productos o las necesidades que podéis satisfacer. Otro fallo habitual es pensar que hay que crear un anuncio que proporcione muchos mensajes. Tanta información al final no dice nada. Y no empieces por decir que la competencia es mala (simplemente, vuestro producto es muy bueno). Importante: si las cosas van mal para el negocio, es cuando la publicidad es más necesaria.
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