10 feb 2025

China ha perfeccionado sus armas para repeler la guerra comercial de Trump

El gigante asiático redujo el efecto de las subidas arancelarias de Donald Trump en 2017 y su superávit comercial con EEUU creció pese a la retórica de la Casa Blanca.

Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

 

Esta vez, China está en mejor disposición de enfrentarse a la política comercial de Donald Trump. O, al menos, mejor preparada que hace 6 años, tras la primera declaración de guerra arancelaria del renovado presidente de EEUU, iniciada en 2018. Aunque Trump y Xi Jinping hablaron a las pocas fechas de la victoria electoral del líder republicano, la segunda economía global ya venía forjando un escudo de protección frente a las esperadas embestidas de su rival geoestratégico.

A la espera de que en las próximas semanas se concrete definitivamente el rango tarifario que Washington fijará contra Pekín -y que podría escalar hasta el 60%- el régimen chino dispone de un elenco de medidas de represalia. Entre otras, elevar el ya implantado control exportador de materias primas críticas -esencialmente, tierras raras o minerales que están acelerando el salto tecnológico y acentuando el ritmo de esta carrera competitiva entre las dos superpotencias- que impuso Jinping tras los vetos de la Administración Biden a las empresas americanas del sector exterior de EEUU para transferir innovación digital y que exigió al sector privado de varios socios del G-7, europeos y asiáticos. Además de sopesar la aplicación de un gravamen a los productos agrícolas más demandados por el mercado estadounidense o de actuar contra multinacionales americanas que se han hecho con una cuota notable del consumo chino.

Apple es una de ellas. Al igual de Tesla. La compañía de la manzana ha visto menguar la confianza de los inversores al presentar una cuenta de resultados con ingresos y beneficios satisfactorios en el cuarto trimestre de 2024 (y en el conjunto del ejercicio) por el descenso de ventas del 11% de sus iPhones en la Gran Factoría Mundial.

En paralelo, Jinping, su equipo económico y sus autoridades monetarias están empezando a dar con la tecla que su coyuntura necesita para retomar su dinamismo. Después de un 2024 con una masiva fuga de capitales, con el fantasma de la deflación campando a sus anchas y con un sector inmobiliario que no termina de carburar y que ha incrementado la deuda de entidades bancarias y ayuntamientos sin concluir un ajuste con excesivos activos tóxicos sobre los bancos estatales y que retraen el crédito. Todo ello ha contribuido a que los consumidores retraigan decisiones de gasto y que las empresas hagan lo mismo con sus inversiones estratégicas.

Sin embargo, Pekín ha acumulado recursos. Monetarios, desde el banco central, con programas de compras soterradas de deudas bancarias, empresariales y de gobiernos locales, y fiscales, ya el gigante asiático acaba de asegurar que empleará “los recursos presupuestarios precisos” para espolear la economía a tasas del 5% y espantar el espectro deflacionista. El compromiso del jefe del Estado chino implica que en 2025 China use una factura flexible que se moverá inicialmente entre los 586.000 millones de dólares ya contemplados como estímulos oficiales y los 800.000 millones -el tamaño del PIB de Taiwán, su mayor reivindicación territorial-, un colchón financiero que se inyectaría de inmediato en el circuito productivo para frenar las embestidas arancelarias de la Administración Trump, que ha decretado un alza arancelaria del 10% sobre Pekín.

“China es demasiado grande e importante para la economía mundial como para pensar que se puede eliminar como una muñeca de papel”, advierte Mary Lovely, profesora de economía en la Universidad de Syracuse, para quien la primera Administración Trump “ya tuvo una primera llamada de atención”.

Trump prometió en 2016, año de su primer triunfo electoral que comenzaría a “revertir” con rapidez el déficit comercial de bienes de EEUU con China. Sin embargo, el agujero bilateral se ha ido ensanchando desde entonces hasta alcanzar los 287.000 millones de dólares en los 11 meses del pasado ejercicio, último dato contabilizado. A pesar de que, desde 2019, las firmas de EEUU empezaron a importar desde países como Taiwán o Vietnam, el desfase de la balanza bilateral no se redujo de los 254.000 millones de dólares de 2016. En parte, porque Pekín impuso también aranceles de represalia sobre bienes estadounidenses por valor de unos 110.000 millones y bajó el listón de mercancías y servicios made in US.

El déficit persistente demostró cuán dependientes son las empresas de la vasta capacidad de fabricación del gigante asiático, lo que se puso de relieve nuevamente por la pandemia. China fue el único mercado capaz de aumentar la producción a una escala lo suficientemente grande como para satisfacer la creciente demanda de bienes como ordenadores para trabajar desde casa y equipos médicos. Con este antecedente, Jinping insistió a la cúpula ejecutiva del régimen de que “el tiempo y la coyuntura juegan a nuestro favor” y que, en general, “las oportunidades superan los desafíos”.

Entonces, los aranceles provocaron una pérdida de ingresos a los consumidores americanos de unos 16.800 millones de dólares anuales en 2018, según un documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica. Además de reducir sus exportaciones, debido a que las cadenas de suministro globalizadas implican que la fabricación se comparte entre países, y EEUU aumentó los costes de sus propios productos al imponer aranceles a las importaciones de componentes chinos.

Ahora, es menos dependiente de EEUU. Mucho más autosuficiente. Y domina industrias claves como la de vehículos eléctricos, la de las baterías, amplios dispositivos de consumo, drones o los paneles solares. Entre otros más estratégicos inclusos, como los minerales raros o una parte del circuito de chips.

“Estamos viendo un auge absolutamente épico en la industria, porque la realidad es que China es probablemente más productiva que cualquier otra economía", alerta Louis-Vincent Gave para quien Pekín sigue siendo la Gran Factoría Mundial, pese al dinamismo de India, y “está mejor protegida para una guerra comercial con la Casa Blanca”. Gave pone como botón de muestra el sorprendente sorpasso de capitalización bursátil desatado a finales de enero por su prototipo de IA DeepSeek, que viene a demostrar que los temores que se concitaron en la audiencia ante el Congreso de grandes directivos tecnológicos estadounidenses en la que reconocieron, ya en 2020, que la primera potencia global iba perdiendo con el gigante asiático la carrera tecnológica ofrece a China otro escudo protector y, en esta ocasión, de doble coraza porque el dominio del orden global se dirimirá en los avances en innovación digital.   

Compártelo:

Publicidad

Twitter

cesce_es

Contenido más visitado

Más populares

15 consejos y ejemplos para vender tu nuevo producto o servicio

0 Ver

Los seis elementos clave para elaborar un buen presupuesto

0 Ver

Conoce los países más endeudados del mundo

0 Ver

Breve historia de la inteligencia artificial: el camino hacia la empresa

0 Ver

Qué es y para qué sirve el modelo Canvas

0 Ver

Te podría interesar

Formulario Asesores de Pymes

Contacta con nosotros

Envíanos tus datos mediante este formulario y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible.
Estaremos encantados de ayudarte.

Llámanos 900 115 000 Horario de Atención al Cliente de 8:30 a 19:00 de lunes a jueves y de 8:30 a 16:00 los viernes
Escríbenos en X @cesce_es
Servicio de consulta en X

Solicita información

Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo
Cesce tratará tus datos con la finalidad de remitirte información comercial, por cualquier medio, incluido el electrónico. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos (acceso, rectificación o supresión, entre otros) tal y como se indica en la Política de Privacidad de Cesce, la cual puedes consultar para obtener información adicional sobre el tratamiento de tus datos.