Corea del Sur dispara su PIB en 6 décadas

Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

Todo el mundo sabe que la península de Corea está divida en dos países. El territorio norte es uno de los estados más cerrados del mundo, gobernado de forma dictatorial por la familia Kim, una de las últimas dinastías comunistas del mundo. Pese a que poco se conoce de lo que realmente ocurre en dicho país, es vox populi que la economía no está desarrollada. Todo lo contrario a lo que ocurre en Corea del Sur, un país cuyo PIB per cápita supera con creces los 31.000 dólares, un nivel que sitúa a este Estado entre las economías más grandes del planeta.

En concreto, Corea es la decimosegunda economía más importante del planeta con una riqueza de más de 1,7 billones de dólares. Un nivel que supera, por ejemplo, al de España, que se coloca en el puesto decimoquinto con 1,5 billones.

Con todo y más allá del puesto, lo realmente reseñable en el caso de Corea del Sur es que el país ha pasado de ser uno de los más pobres del mundo en la década de los 50, con un PIB similar al de Ghana, a sentarse ya en la mesa de las grandes potencias económicas mundiales. Un camino que normalmente dura un siglo y que Corea ha completado en poco más de 60 años.

Las claves de este milagro económico son diversas y en este post vamos a tratar de detallarlas. Vaya por delante que en los años 50 del pasado siglo, Corea era un país corrupto e inestable que, prácticamente, sobrevivía por las ayudas de Occidente. Además, sus habitantes venían de una larga guerra civil que se vio incluso extendida en el tiempo por la participación de potencias extranjeras. En cuanto a su economía, era eminentemente agraria y sufría el impacto de dicha guerra y también el de la anterior ocupación japonesa. Además, había un control de precios estricto, al igual que una política industrial eminentemente proteccionista. En definitiva, un cóctel de circunstancias que casi condenada al país a años de pobreza. Pero que, afortunadamente, no fue así.

Muy al contrario, durante las décadas de los 60, 70 y parte de los 80, Corea experimentó una transformación industrial que muchos califican como ejemplo a seguir. Un personaje clave de ese proceso fue, sin duda, el general Park Chung-Hee, que junto a su “gobierno” tomó una serie de decisiones fundamentales que impulsaron el crecimiento del país. Entre ellas destaca la protección de las industrias claves de Corea, así como la apertura total al comercio internacional y la mejora del sistema educativo. Realmente dicho general no inventó nada sino que copió literalmente la estrategia seguida por Japón tras la Segunda Guerra Mundial y que hoy en día territorios como Taiwán trata de volver a replicar.

Sea como fuere, el régimen liderado por Park acertó de pleno al ayudar a través de millonarios créditos a incipientes empresas coreanas en sectores clave como acero, automoción, químico, maquinaria pesada, naval y electrónica. Asimismo, se redujeron hasta su práctica desaparición todas las restricciones y aranceles a las importaciones de materiales que dichas industrias necesitaban para producir sus propios productos, que se destinaban mayoritariamente a la exportación. De hecho, hasta se llegó a subvencionar la llegada al país de algunos de estos materiales. 

Gracias a todo este apoyo público, surgieron los grandes conglomerados industriales coreanos, conocidos en el país como chaebol, con nombres tan conocidos a nivel mundial como Samsung, Hyundai o LG. Unos gigantes con gran capacidad para invertir e innovar y que han sido claves para convertir la economía coreana en una de las más desarrolladas del planeta.

Como era de esperar, esta estrategia iniciada por Park y su gente dejó un buen número de cadáveres en el camino. En concreto, los de muchas empresas que estaban fuera de los sectores que el Gobierno coreano de entonces quiso potenciar. Con todo, las cifras no engañan y a la larga se ha desmostado que los líderes del país consiguieron sus objetivos. De hecho, Corea ha seguido creciendo en las últimas décadas pese a duros golpes como la crisis asiática del 97, que llevó al país a ser rescatado por el FMI, la crisis financiera de 2008 e incluso la pandemia del Covid, de la que Corea se recuperó en tiempo récord gracias a su capacidad exportadora e innovadora.