04 ene 2024
Las fusiones empresariales catapultan sus deudas por la escalada de tipos
El nivel de endeudamiento acumulado en las integraciones forjadas con el precio del dinero próximo a cero del bienio 2020-21 asciende a 1,3 billones de dólares.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Las compañías que emprendieron procesos de fusión al inicio del ciclo de negocios post-Covid con los tipos de interés próximos a cero han visto cómo sus acuerdos empresariales se disparan por la mayor y más intensa escalada del precio del dinero. Las facilidades crediticias del primero de los bienios del ciclo de negocios post-Covid (2020-21) se han transformado en unos costes de difícil cobertura por el endurecimiento, primero, y las restricciones prestamistas posteriores que han caracterizado el periodo 2022-23.
En consecuencia, la gestión de la deuda entre las empresas sometidas a procesos de M&A se ha complicado. La compra por parte de la cadena farmacéutica estadounidense Walgreens Boots Alliance de Summit Health-City MD, hace un año, para convertir al grupo resultante en el primer negocio de cuidados de salud en EEUU, y cuya letra pequeña llevaba aparejada una reconversión en toda regla de sus estructuras productivas y comerciales ha ralentizado su marcha. Los 8.900 millones de dólares en los que se valoró su proceso de sinergia han aminorado su puesta en liza ante el encarecimiento crediticio de una Fed que ha disparado los tipos hasta el 5,25%-5,50%.
El salto del precio del dinero ha paralizado, además, las fusiones empresariales; al menos, las de mayor dimensión. Ante las dudas que suscita la financiación de las deudas en un clima de tipos altos, aunque a la baja, según las predicciones para 2024, y a la esperada, pese a su resistencia activa, ralentización del consumo. Un análisis de Bloomberg ha calculado en casi 1,3 billones los costes asociados a las mayores 75 adquisiciones corporativas de los últimos cinco años a través de los datos sobre sus emisiones de bonos o sus informes de rating.
En el estudio también se desvela que menos de la mitad de las compañías han recortado su ratio de financiación desde que consumaron sus adquisiciones, que casi la tercera parte de ellas han tenido que poner en marcha procedimientos de apalancamiento crediticio o que su deuda neta antes de intereses, impuestos, depreciaciones o amortizaciones se ha elevado. En algunos casos, de forma notable. “La debilidad de las firmas blue-chip que podrían haber asegurado un mayor abaratamiento a largo plazo de deuda financiada por las transacciones de M&A han perjudicado a corto plazo la materialización de los pagos contraídos”, explica Tim Eisert, profesor de la Nova School of Business and Economics de Portugal, como una de las razones que podrían haber dado alas a este exceso de endeudamiento.
Al igual que la pérdida de algunos estatus del grado de inversor entre ellas por su incapacidad financiera para prolongar el periodo de pagos de sus obligaciones contraídas, advierte el informe de Bloomberg. Todo un reconocimiento de que las compañías buscan fórmulas de refinanciación que les permita alcanzar las sinergias estructurales o el crecimiento de ingreso previstos en sus acuerdos de fusión. Sobre todo, después de comprobar que la profusión del crédito durante la Gran Pandemia se ha erosionado y que las ventas galopantes para reanimar el consumo durante los confinamientos se han transformado y ahora la amenaza apunta a recesiones con alto riesgo de caída de beneficios futuros.
Y ya se sabe la sentencia de los mercados. Cuando una M&A decepciona y sus tensores de deuda se estiran y se convierten en un dolor de cabeza para compañías e inversores, la incertidumbre y posterior descenso de los activos están asegurados. Es lo que ha sucedido a Bayer y sus 63.000 millones de dólares de la compra de Monsanto, que le ha convertido en conglomerado agrícola, además de farmacéutico.
También a Walgreens, a la que Moody’s bajó en diciembre su calificación de deuda después de que lo hiciera S&P en octubre. Para sobresalto de su cúpula ejecutiva. “Nos decepciona la rebaja por el escaso margen temporal que han manejado [las dos agencias de rating] para que la firma demuestre su capacidad de apalancamiento, de recorte de sus obligaciones y reestructuración de los compromisos suscritos en la fusión”, asegura un portavoz de la compañía, que menciona, además, los proyectos en marcha para generar mayor flujo de caja de forma sostenible y saldar, en tiempo y forma, los 2.600 millones de dólares con los que cerró 2023 con medidas de rebajas de sus gastos de capital por valor de otros 600 millones.
Otras empresas embarcadas en procesos de M&A milmillonarios en el último lustro y analizadas por Bloomberg -como Rogers Communications o International Flavors & Fragance- manifiestan dificultades crediticias que están siendo investigadas por las agencias de calificación. “La subida de los costes por los intereses y la reducción de las ganancias han sido la combinación perfecta para elevar las ratios de apalancamiento de las empresas” afirma Sriram Reddy, director gerente de la firma de inversión Man GLG. En una nota a inversores anticipa que este periodo de mayor tensión crediticia “llevará varios trimestres más de deterioro”. En principio, hasta que la Reserva Federal y el BCE empiecen a recortar el precio del dinero tal y como anticipa el mercado.
“Ha habido acuerdos de fusión muy efectivos, pero un número de ellos han acabado creando un valor destructivo”, señala Jan Du Plessis, ex presidente de SABMiller, para quien “los inversores, a veces, subestiman por cuestiones culturales que las integraciones de empresas pueden tener largos procesos temporales de asimilación y que, en ocasiones, solo crean valor a los accionistas con ventas de sus valores”.
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