El ecosistema del emprendimiento en España está aguantando las dificultades causadas por la pandemia. Así lo reflejan los datos del último Informe GEM 20-21 (Global Enterpreneurship Monitor), elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España y la Red Española de Equipos Regionales GEM, que sitúa la TEA (tasa de actividad emprendedora) en el 5,2%. Una cifra ligeramente inferior a 2019 (6,1%), pero muy por encima de la anterior crisis.

España se mantiene con estos datos en el top 20 de los ecosistemas emprendedores más potentes del mundo, según el Índice Contexto Emprendimiento Nacional (NECI) recogido en el Informe GEM, que nos sitúan en un nivel similar al de Austria o Alemania. Por Comunidades Autónomas, Cataluña lidera el ranking de ecosistemas emprendedores en España, seguido de La Rioja, País Vasco, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana. A la cola de este ranking se encuentran, sin embargo, Baleares, Cantabria y Ceuta.

El informe también señala que la principal motivación en la creación de empresas en fase incipiente es la de ganarse la vida porque el trabajo escasea, pasando de representar un 47% en 2019 a un 72% en 2020, rompiendo de esta forma la tendencia observada en los últimos años, en los que la motivación de emprender para generar riqueza o lograr una renta más alta llegaba hasta el 55% de la población -motivaciones que en 2020 han pasado a situarse en el 35%.

En cuanto al capital semilla para afrontar nuevos negocios, en 2020 los ahorros personales han sido los protagonistas indiscutibles: pasan a representar el 64,5% de los fondos empleados en la creación de nuevos negocios, lo que supone un aumento de 10 puntos respecto a 2019.

Por géneros, las mujeres entre 35 y 44 años emprenden en mayor medida que los hombres en esa misma franja de edad; por el contrario, entre los 55 y 64 años son los hombres quienes tienen una mayor presencia en iniciativas emprendedoras. Asimismo, las empresas de mujeres relacionadas con sectores de alta y media tecnología representan en torno al 50% de los negocios, ya sea en fase incipiente de hasta tres años y medio, o en empresas consolidadas.

El informe también recoge que, en el último año, la creación de empleo de hasta 5 trabajadores se ha producido en un 9,5% de las iniciativas de mujeres, frente al 14,8% de los proyectos encabezados por hombres.

En cuanto al perfil del emprendedor en España, según el informe, la edad media se sitúa en torno a los 42 años. Las personas entre los 45 y 54 años suponen el 35,5% del total, mientras las que tienen entre 35 y 44 representan un 30,5% de los emprendedores. Por su parte, la población más joven del estudio, entre los 18 y 24 años, supone un 21,7% del total del emprendimiento español del último año.

Además, con el proceso de maduración de los negocios, la edad del emprendedor va aumentando hasta alcanzar más de 55 años en la mayor parte de iniciativas consolidadas. Es más, la población emprendedora mayor de 55 años se ha doblado con respecto a 2010, mientras la población joven ha ido reduciéndose. 

Aunque pueda parecer un dato accesorio, la edad es un elemento que puede ser condicionante a la hora de emprender. Pese a contar con menos recursos y experiencia, cuanto más jóvenes son los emprendedores, menores serán sus responsabilidades y cargas familiares, y mayores sus capacidades a la hora de asumir riesgos, moverse y volver a levantarse si caen. Sin olvidar que la población que a día de hoy tiene entre 20 y 35 años o bien ha crecido en un entorno en plena transformación digital o, directamente, son nativos digitales y tienen mayores facilidades para aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías.

La infraestructura comercial y profesional, ámbito mejor valorado

La existencia y acceso a infraestructura comercial y profesional es la condición del entorno mejor valorada por los profesionales encuestados para la última edición del Informe GEM. Con una valoración de 6,5 puntos sobre 10, supera a otros ámbitos como la existencia y acceso a infraestructura física y de servicios (5,9), los programas gubernamentales (5,7) y la educación y formación emprendedora en etapa post escolar (5,1). Por el contrario, suspenden elementos como la transferencia de I+D (4,8), la dinámica del mercado interno (4,5) o la financiación para emprendedores (4,4). Los condicionantes para el emprendimiento peor valorados son, por su parte, la educación y formación emprendedora en etapa escolar (2,2) y la burocracia e impuestos a las que deben hacer frente quienes desean arrancar un nuevo negocio (3,9).

El miedo al fracaso: un enemigo a combatir

Pese a mantener el tipo, uno de los principales problemas del emprendimiento español es el miedo al fracaso, acentuado en una época como la que vivimos actualmente. Si bien algunos valientes han visto en la crisis un momento ideal para invertir y desarrollar sus ideas de negocio, ha aumentado el número de personas que ven más peligros a la hora de emprender.

Por este motivo, pese a contar con el capital humano y social necesario para emprender, un 64% de la población encuestada en el Informe GEM -de un total de 27.000- señalan el miedo al fracaso como un obstáculo para el emprendimiento, frente al 47% de media mundial.

A su vez, las dificultades generadas por la pandemia también han provocado una reducción considerable del porcentaje de encuestados que perciben oportunidades de emprender en su entorno: del 36,1% ha pasado a un 16,5%.