La ‘Gran Dimisión’ sigue en EEUU pese a la ola de despidos de las ‘bigtechs’

La recesión empieza a asomarse en EEUU cuyo mercado de trabajo también comienza a mostrar síntomas de agotamiento, en sintonía con la tesis económica clásica de que los números rojos conducen a procesos de destrucción masivas de empleo. Las big techs expulsaron del mercado laboral estadounidense en el último tramo de 2022 a más de 200.000 empleados con Twitter y Meta como estandartes de las nuevas políticas de regulaciones en sus plantillas, a las que se han sumado, en el primer mes de 2023 otros 60.000, con Alphabet, Microsoft y Spotify como firmas que han seguido la estela de una oleada de destrucción de puestos de trabajo, con pérdidas de sus músculos financieros -y de capitalizaciones bursátiles- aunque sin dramatismos porque sus cuentas de resultados continúan revelando notables ingresos.

Ganan menos, pero todavía en ratios y facturaciones cuantitativas considerables, y su estrategia de ajustes laborales les ha reportado mejoras en sus capitalizaciones bursátiles y rentabilidades a inversores con sus valores y activos.

También la economía estadounidense se aproxima a una recesión. A juzgar por el barómetro de Indicadores Económicos de The Conference Board donde se advierte en su versión predictiva de enero, con datos de diciembre, la inminente entrada en recesión del PIB americano debido a un “deterioro expansivo y creciente” del clima empresarial. El índice cayó un 1%, hasta los 110,5 puntos, tres décimas por encima de las expectativas inversoras, según Refinitiv, y es el décimo mes consecutivo en descenso. Este think tank, al que acude habitualmente el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal para examinar escenarios económico-financieros y decretar con posterioridad el precio del dinero, pone sobre aviso de que cada vez más firmas estadounidenses atraviesan dificultades.

A pesar de que, en el cuarto trimestre, el PIB repuntó por encima de las predicciones, hasta un 2,9%, tres décimas menos que entre julio y septiembre, con señales de caída de demanda pero con resistencia del consumo.

Sin embargo, y con esta climatología coyuntural nada halagüeña, la Gran Dimisión, el fenómeno de renuncias masivas a puestos de trabajo y a ofertas profesionales que surgió como resultado de la Gran Pandemia y que respondía a un deseo generalizado entre trabajadores americanos de que sus salarios o remuneraciones no cubrían sus necesidades de ocio o sus exigencias sobre calidad de vida, continúa latiendo a buen ritmo.

En octubre pasado, último dato contabilizado y el mes en el que se aceleraron los procesos de destrucción de empleo en las firmas tecnológicas, alrededor de 4 millones de estadounidenses dejaron sus ocupaciones o renunciaron ofertas de empleo, el 2,6% de su masa laboral, de forma voluntaria, casi tanto como los 4,5 millones que lo hicieron en noviembre de 2021, cuando se registró el récord de salidas del mercado laboral por decisión personal de los trabajadores, según la BLS, la Oficina Federal de Estadísticas Laborales.  

De forma que el censo acumulado de americanos que se han descolgado por decisión propia como población activa desde el inicio de los subsidios por el Covid-19 ha superado los 70 millones.

En un clima enrarecido, en el que las empresas han emprendido regulaciones de empleo, con una oferta laboral (personas en búsqueda de trabajo), que se sitúa en niveles previos a la crisis sanitaria (2019) y entre los que se encuentran los partícipes de la Gran Dimisión que continúan con sus reivindicaciones de salarios idóneos para abordar sus necesidades de ocio y calidad de vida, pero con una demanda que ha crecido en más de 3 millones de vacantes y que ya supone el equivalente al 3% de los trabajadores del país. Los expertos, en cualquier caso, apuntan a que el equilibrio se restaurará con la ralentización, en el mejor de los casos, o los números rojos que depare el PIB estadounidense en los próximos trimestres.

Los trabajadores del sector de la hostelería y de la industria del ocio han sido los que más puestos laborales han abandonado en octubre pasado, con el 5,5% de sus plantillas federales, seguidos de los que operaban en el transporte, los contratados por almacenes y los de las utilities, con un 2,8%, un 2,4% y un 2% respectivamente de la masa laboral de sus segmentos productivos.

La BLS cifra en más de 47 millones el número de renuncias en 2022. Muchos de los que cuales, sin embargo, recalaron en otros sectores, especialmente el de servicios o la asistencia social y sanitaria, alimentación, turístico o de comercio al por menor para adecuar sus demandas a sus necesidades vitales, explica un reciente estudio de Pew Research Center en el que se citan a las bajas retribuciones salariales y la ausencia de oportunidades de progreso y avance profesional como causas de sus renuncias y se apuntan a soluciones desde los departamentos de Recursos Humanos relacionadas con los estímulos retributivos, pagos en especie vinculados a los seguros médicos o la adopción de nuevas fórmulas operativas como el teletrabajo o la flexibilidad en los horarios.  

El fenómeno de la Gran Dimisión también se ha instalado en otros mercados anglosajones como Reino Unido, Australia o Canadá, o en India o Singapur, afirma la consultora McKinsey.