21 sep 2022
La injusta mala fama de las franquicias
A pesar de copar noticias en medios de comunicación, los litigios en el sector son mínimos y dejan sin argumento a aquellos que no apuestan por un modelo de negocio que puede convertirse en un salvavidas ante la incertidumbre económica global.
En muchas ocasiones las noticias que atañen al sector de las franquicias destacan los conflictos que existen entre los franquiciados y la empresa franquiciadora. No es momento de añadir o eliminar argumentos para cada una de las partes, pero la única realidad es que en la mayoría de los casos que han aparecido en medios de comunicación se trata de lógicos enfrentamientos internos, como hay en casi todos los sectores empresariales tanto en España como en el extranjero.
Además se debe tener en cuenta que en todas las relaciones en las que el poder recae mayoritariamente en una de las partes implicadas (el franquiciador en este caso) es casi inevitable que surjan disputas, ya que la problemática del franquiciador es muy diferente a la que puede tener la empresa propietaria de la marca. De hecho, pensar que en este tipo de negocios no existan problemas es estar muy alejado de la realidad del mundo empresarial.
Con todo, lo más importante de cara a los emprendedores es eliminar de un plumazo la idea que se puede haber creado de que una franquicia es un mar de problemas en el que se ahogan muchos nuevos empresarios tras haber realizado una considerable inversión. Sirvan para demostrarlo los últimos datos elaborados por los expertos jurídicos de la patronal de la franquicia en su último observatorio al respecto. Según el documento el grado de litigiosidad en la franquicia es de solo un 0,09%. En cuanto a las sentencias acumuladas a lo largo de los últimos 15 años, la cifra asciende a 648, lo que supone una medida de poco más de 40 casos resueltos al año.
Salta a la vista que se trata de un porcentaje bajísimo. Máxime si se tiene en cuenta que solo en nuestro país existen más de 1.400 marcas que funcionan bajo el método de franquicia.
Los datos demuestran, por tanto, que los tan temidos conflictos en el sector de la franquicia son residuales. De ahí que no sirvan de excusa para aquellos que no se atreven a apostar por este modelo de negocio. A ello contribuyen también las cifras que reflejan el alto peso de la franquicia en la economía nacional. Ya se ha comentado que más de 1.400 enseñas (82% de ellas españolas) recurren a la franquicia como vía de crecimiento. Asimismo, existen en nuestro país 78.000 tiendas que siguen este modelo empresarial, lo que supone más del 15% del total del comercio minorista en España.
Por si fuera poco, esta fórmula ha ayudado a impulsar la marca España allende nuestras fronteras, ya que más de 300 enseñas nacionales han recurrido a las franquicias para extender su presencia comercial a 140 países, con más de 21.000 tiendas situadas más allá de los Pirineos.
En cuanto a los ingresos, el sector suma una facturación que asciende a más de 26.000 millones y genera puestos de trabajo para 300.000 personas, solo en España. Además, es una de las pocas áreas empresariales que ha mostrado una tendencia de crecimiento (lógicamente interrumpida por la pandemia del Covid que obligó a cerrar las tiendas, aunque en menor medida que en otros ámbitos empresariales) sostenida en los últimos años.
Todo lo anterior deja patente que la franquicia es una opción de autoempleo que todo el mundo debe tener en cuenta. Más aún en un contexto de amenaza de recesión económica que puede dar al traste con la recuperación que el mercado laboral español viene mostrando desde hace meses.
Con todo, se debe tener presente que, aunque en pocos casos, los conflictos con la empresa franquiciadora pueden existir. De hecho, estos acostumbran a producirse independientemente del tamaño que tenga la compañía. Pero el emprendedor también ha de considerar que la propia firma es la más interesada en que sus franquicias funcionen, ya que, lo contrario genera mala imagen. Por ello, tendrá interés en resolver cualquier disputa y promover que los inversores que apuestan por su marca al abrir un negocio minorista obtengan una adecuada rentabilidad.
En definitiva, la franquicia se antoja como un sector refugio que debe estudiarse a la hora de iniciar una actividad empresarial propia en un contexto de incertidumbre como el actual.
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