02 mar 2022
5 lecturas geopolíticas del mercado post-Covid
La evolución bursátil y de los mercados de bonos en el ciclo de negocios post-Covid anterior a la invasión rusa de Ucrania dejan traslucir 5 importantes mensajes sobre el orden mundial para la Administración americana, según la revista Foreign Policy.
La cotización de las bolsas y el precio de los bonos parecen operar en modo random en fechas recientes, pero su comportamiento volátil encierra significados de alta precisión sobre el estado del mundo. Porque, detrás de las prospecciones financieras y empresariales de las compañías y de la durabilidad del actual ciclo de negocios post-Covid, la predisposición y los movimientos de los inversores dejan traslucir importantes mensajes sobre el orden mundial y la estrategia que, por ejemplo, modula la Administración Biden para la gran potencia global. Un reciente análisis de la revista Foreign Policy así lo atestigua y revela cinco de esas lecturas del mercado a los observadores de la geopolítica internacional.
1.- América es todavía el actor dominante. Una versión no completamente obvia en términos democráticos desde el asalto al Capitolio el 6 de enero del pasado ejercicio. Instante en el que se puso en tela de juicio, de manera interna, el liderazgo estadounidense y, externamente, con la debacle del aeropuerto de Kabul tras la salida del contingente militar de EEUU en Afganistán. Las nuevas prioridades exteriores de Biden minaron la confianza en América del resto de socios y aliados. Pero, tras esta doble distorsión, los inversores estuvieron dispuestos a pagar a lo largo del año 21 veces las ganancias de las compañías del S&P500, frente a las 15 veces del Euro Stoxx y las 18 del índice Nikkei japonés. Mientras los bajos tipos de interés sobre los bonos del Tesoro americano sirvieron para capear el temporal, absorber intensos flujos de capital exterior y para revertir en altas recompensas y bajo riesgo el impulso inicial de fugas de inversión generalizadas.
2.- China continúa con su ‘decoupling’ económico. La segunda mayor economía del planeta sólo representa el 4% del MSCI All Country World Index, el indicador ponderado de indicadores y de activos, esencialmente por las barreras de acceso a su mercado y a sus compañías. La volatilidad de las cotizaciones globales ha ejercido de azote al extraordinario desarrollo económico chino. Por el desigual comportamiento de las cuentas corporativas del país, los estrechos márgenes de beneficios de sus cotizadas y las nuevas y más restrictivas regulaciones sobre el capital foráneo. Una compleja atmósfera a la que se unen los obstáculos de integración financiera del país y con los mercados internacionales. De hecho, incluso con China siendo el PIB que más crece entre las potencias más avanzadas, cada vez depende más de su demanda interna que de las inversiones exteriores o de su sector exportador. Washington prosigue con su estrategia de aumentar la lista de cargos y acusaciones contra un amplio abanico de políticas económicas y financieras de Pekín -desde la horquilla que mueve y controla el tipo de cambio de su moneda hasta quejas oficiales de dumping comercial, entre otras- y de tensión geopolítica -con el apoyo a Taiwán como asunto de mayor enjundia-, pero los mercados reflejan con claridad su interpretación de que China elige su propio camino y tiene músculo suficiente para ir por libre.
3.- Rusia se mantiene como potencia regional. Las intensas advertencias occidentales para que el Kremlin retire las tropas de Ucrania y desista de la invasión de su vecino hizo suspender la cotización de la Bolsa de Moscú, en desplome histórico, pese a que, en alguna de las jornadas de finales de enero, su indicador cayó un 20%. Antes de la incursión bélica. Mientras durante el transcurso de la dialéctica prebélica, el precio del petróleo -principal rúbrica exportadora de Moscú- repuntaba más por los temores a Ómicron que por posibles disrupciones de suministro calibrados por las opciones de estallido de un conflicto armado. Al tiempo que la cotización de las firmas rusas y del rublo ya se desplomaban. Aun así, la escalada geoestratégica puede seguir generando no pocas consecuencias sobre los precios energéticos. Sin embargo, los mercados le dicen a Biden que Rusia es una amenaza seria, aunque no global. Entre otras cuestiones, porque el suministro de gas ruso sigue llegando a Europa.
4.- El liderazgo internacional no es lo suficientemente serio para combatir el cambio climático. Mientras se alcanzaba un principio de acuerdo para poner coto al precio del carbón, el 80% de las emisiones de CO2 permanecen sin regulación de topes máximos. Los economistas del FMI sugieren que las potencias industrializadas necesitan aumentar en al menos 73 dólares la carga fiscal por cada tonelada de combustibles fósiles para acelerar la transición energética hacia las renovables. Sin embargo, la presión impositiva promedio sobre los gases con emisiones globales de carbono es de apenas 4 euros. El liderazgo político mundial habla de “crisis existencial”, pero se va a necesitar algo más que retórica convincente para cambiar el designio de los mercados en favor de la sostenibilidad. Transformación que no depende sólo de los criterios ESG que han espoleado los activos durante la Gran Pandemia. Sino también y, sobre todo, de que se empiece a poner precio sobre los carburantes contaminantes.
El renacimiento de la cotización de los precios energéticos se ha asentado sobre un periodo de infra-inversiones sobre la producción de gas y de petróleo. En parte por la fuerte presión de los capitales verdes para recortar el suministro de combustibles fósiles. Pero, sea como fuere, se ha desatado una preocupación por la desatada demanda global, de un lado, y por la capacidad de suministro a largo plazo, que hace que la sostenibilidad haya encarecido su presencia en el ciclo económico futuro. El actual encarecimiento del crudo, sin embargo, ha tenido mucho más que ver con la rápida recuperación de la demanda que con los intentos fructíferos de la OPEP de dar una vuelta de tuerca a la gestión de la oferta en el mercado. Incluso la escalada del gas en la UE guarda más relación con las limitaciones de los inventarios que con la posibilidad de que el flujo gasístico pueda interrumpirse durante algún tiempo por indicación de Moscú.
5.- El cambio de paradigma tecnológico no ha hecho más que empezar. Los temores a subidas de tipos de interés en las recientes semanas precipitaron la cotización de criptomonedas y de activos tecnológicos, aunque los inversores todavía pagan un premio por Microsoft, Apple y otras bigtechs. Este escenario deja constancia de un exacerbado sentimiento disruptivo entre el accionariado de componente digital, que oscila al alza o a la baja sin remedio. Debido a un cóctel de acontecimientos, desde el teletrabajo, hasta activos aún por debajo de su valor de mercado, inversiones en redes móviles (5G) o los rápidos avances de la Inteligencia Artificial en el modelo de negocio de las empresas.
Por supuesto, también se ha conjugado la creciente demanda de materias primas y de bienes y servicios industriales, así como productos de consumo, de cuyo éxito empresarial dependerá la apuesta real y efectiva de proyectos de inversión en alta tecnología. El uso telemático y digital va a determinar la evolución del sector privado. Al igual que el Big Data que también forma parte de lo que los economistas describen como factores determinantes en la Revolución Industrial 4.0 para la década en curso. Ante esta tesitura, el mensaje de los mercados a Biden gira en torno a la necesidad de que su administración comprenda los riesgos de ciberseguridad, de garantías a la privacidad, de salvaguardas a la libre competencia y de apoyo a la innovación en sus acciones legislativas y ejecutivas.
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