18 dic 2024
Notable avance de las pymes en sostenibilidad
Los objetivos de buen gobierno, acción social y medioambientales ya no son coto privado de las grandes multinacionales. Cada vez más empresas de mediano y pequeño tamaño los integran en su estrategia de negocio y en su gestión diaria.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Los objetivos ESG (environmental, social and governance) se refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo y aunque no sean de obligado cumplimiento en su totalidad para las empresas es prácticamente necesario que estén integrados en su gestión. Ello debido a que la sociedad así lo exige. Estos es especialmente palpable en las cotizadas, ya que los inversores tienen en cuenta estos aspectos a la hora de tomar sus decisiones en los mercados. En el caso de las grandes empresas que no están en bolsa, ignorar los aspectos ESG supone un importante hándicap para el negocio, ya que genera un daño incalculable en la marca.
En este contexto, se podría pensar que las pymes están al margen de esta ola sostenible que presentan sus hermanas mayores. Pero esto supone un grave error, ya que cada vez más consumidores pretenden que los negocios a los que acuden tengan en cuenta más cosas aparte de la cuenta de resultados.
Las propias compañías cada vez son más conscientes de ello. Y así lo demuestran los estudios que analizan su posicionamiento en torno a los objetivos ESG. Uno de los más reputados es el que realiza cada año la Cámara de Comercio de España En su última edición, el informe llamado “Situación de la ASG en la pyme española" (ASG es lo mismo que ESG pero con la siglas traducidas al castellano, ambiental, social y gobernanza) refleja un notable avance de las pymes, aunque también evidencia que existe un largo camino aún por recorrer.
El estudio se ha elaborado a raíz de las respuestas dadas por cerca de 800 empresas a un sondeo de la Cámara y desvela que prácticamente cuatro de cada diez pymes ya incluyen los criterios ASG en su gestión diaria. No obstante, el informe no se limite a diferenciar entre las que sí integran la sostenibilidad en su estrategia de negocio de las que no lo hacen, ya que clasifica el grado de implicación de las empresas en el ámbito de los objetivos ESG en cuatro niveles: inicial, cumplimiento básico, gestión y estratégico.
Es decir, diferencia a aquellas pymes que se limitan a cumplir la legislación o que empiezan a planteárselo de las que ya elaboran planes estratégicos en los que la sostenibilidad, el buen gobierno y la acción social están plenamente integrados. Teniendo esto último en cuenta el estudio fija una puntuación para las pymes nacionales en los 2,5 puntos, lo que quiere decir que las empresas que sí tienen en cuenta los objetivos ESG cumplen sobradamente con la normativa y ya dan pasos para englobar dichos objetivos en la gestión y en la estrategia a medio y largo plazo de la compañía.
Asimismo, el análisis de la Cámara también sitúa la posición que ocupa el tejido empresarial nacional en cada uno de los tres ámbitos que cubren los objetivos. Y la conclusión que extrae es que es en gobernanza donde se producen los mayores avances. Tanto es así que el nivel en este sentido alcanza los 2,63 puntos, cifra que supera a los otros aspectos de ESG. Con todo, incluso en el ámbito del buen gobierno existe también margen de mejora, ya que solo un cuarto de las pymes en nuestro país introducen las cuestiones relativas a la gobernanza en su estrategia de negocio y de gestión.
En última instancia el informa también desvela que el nivel de implantación de políticas encaminadas a cumplir los objetivos ESG varía en función del tamaño de la sociedad. En concreto cuando se trata de una compañía que tiene entre 0 y 49 trabajadores en plantilla la gran mayoría de las mismas se limita a implantar medidas que permitan cumplir con las normativas vigentes. En cambio cuando se trata de firmas con un volumen de empleados que excede los 50 se encuentran más ejemplos de firmas que aspiran a mucho que a salvar el expediente.
Este resultado es lógico ya que cuanto más reducidos sean los ingresos de una compañía más complicado es que dedique parte de los mismos al ámbito de la acción social, la gobernanza o la sostenibilidad. Asimismo, el volumen más limitado de clientes recorta el impacto positivo que para una marca tiene apostar por los objetivos ESG. Con todo, y de cara a futuro la Cámara indica que sería deseable un mayor avance de las micropymes en este aspecto.
Otras cuestiones que el estudio también desvela es que una cosa es incluir el ESG en la empresa y otra muy diferente es saber comunicarlo. Un aspecto en el que las pymes aún deben avanzar. No obstante y pese a que existen carencias es positivo que buena parte del tejido empresarial ya tenga en cuenta los objetivos ESG. Se trata de una estrategia, que aunque conlleve un sacrifico económico, da resultados a medio plazo. Primero porque implica una ventaja frente al resto de rivales de cara a los consumidores. Pero también por el cada vez mayor volumen de inversores que tienen en consideración estos aspectos en una compañía a la hora de tomar sus decisiones de inversión.
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