21 nov 2024
¿Cuáles son los requisitos para ser una pyme en España?
Tanto la Unión Europea como la legislación española definen con claridad lo que es una pyme, así como los requisitos formales que hay que cumplir a efectos fiscales. Ser una pyme ofrece una serie de ventajas a sus gestores y les dota de mayor flexibilidad en la toma de decisiones que en el caso de las grandes empresas.
Carlos Sánchez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
A pesar de que representan alrededor del 98% del tejido productivo español, no todo el mundo sabe concretar lo que es una pyme, por paradójico que parezca. Ser una pyme tiene una serie de ventajas respecto a una gran empresa pero, también algunas desventajas. En cualquier caso, ser una pyme conlleva para sus gestores un abanico de obligaciones, principalmente tributarias, que es necesario conocer para cumplir debidamente con los requerimientos que pide la Administración. Vamos a hablarte de todo ello a continuación.
Qué se considera una pyme
De acuerdo con la Unión Europea (UE), una empresa es una entidad, independientemente de su forma jurídica, que ejerce una actividad económica, entendiendo por actividad económica la venta de productos o servicios a un precio dado o en un mercado directo o determinado. De manera específica, se define a las pymes (en el Reglamento 651/2014 de la Comisión Europea) como empresas que ocupan a menos de 250 personas y cuyo volumen de negocios anual no excede de 50 millones de euros o su balance general anual no excede de 43 millones de euros.
Además, los profesionales autónomos tienen la consideración de pymes cuando cumplan con los criterios del número de empleados e importes financieros y ejerzan actividad económica. En caso de que el autónomo no facture directamente, sino que forme parte o trabaje para una sociedad empresarial que sea la que emite las facturas, el autónomo no puede ser considerado pyme ya que no tiene la categoría de empresa.
En España, la Ley 11/2013, establece que las pymes pueden clasificarse en tres categorías:
- Microempresas. Aquellas que tienen menos de 10 empleados y cuyo volumen de negocio o balance anual no supera los 2 millones de euros.
- Pequeñas sociedades. Empresas de entre 10 y 49 trabajadores y cuyo volumen de negocio o balance general no exceda los 10 millones de euros.
- Medianas empresas. Compañías con hasta 250 empleados, un volumen de negocio inferior a 50 millones de euros o un balance general anual de menos de 43 millones de euros.
Requisitos para ser una pyme en España
Además de por el número de empleados y su facturación, para ser una pyme reconocida en España es necesario cumplir con dos condiciones más:
- Inscribirse en el Registro Mercantil adoptando alguna de las formas jurídicas de sociedad que están permitidas en el registro nacional: Sociedad Limitada (SL), Sociedad Anónima (SA), etc.
- Llevar una contabilidad acorde a la normativa vigente y presentar las cuentas anuales.
Ventajas (y desventajas) de ser una pyme
Entre los principales beneficios para los emprendedores de operar con una pyme destacan:
- Posibilidad de acceder a ayudas y subvenciones específicas. Por ejemplo, parte de los fondos destinados en el Next Generation EU están destinados directamente a las ayudas a las pymes, dada su importancia tanto en España como en la economía europea.
- Agilidad en la toma de decisiones y una mayor flexibilidad para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado o a cualquier eventualidad inesperada.
- Exenciones y bonificaciones fiscales adaptadas a los requisitos para pymes que marcan la legalidad estatal, autonómica y/o municipal.
- Posibilidad de identificar nuevos nichos de público potencial y mercados a explorar sin tener que destinar demasiados recursos para su análisis e investigación.
- Poder estar más cerca de los clientes, que tendrán mayor facilidad para identificarse con una marca.
- Vincular al equipo humano con los objetivos de la entidad y retener el talento.
En el extremo opuesto, también existen una serie de desventajas o, al menos, de amenazas, por el hecho de ser una pyme, como pueden ser:
- Exigencias fiscales mayores, dado que hay que declarar en plazo, tiempo y forma el impuesto de sociedades (IS), el impuesto sobre el valor añadido (IVA) así como las retenciones y los pagos a cuenta.
- Necesidad de destinar mayores recursos a tareas administrativas que en el caso de un autónomo.
- Cumplir con los requerimientos principalmente municipales si se dispone de un local, en ámbitos como la sanidad, recursos humanos, prevención de riesgos laborales, ruido y contaminación, etc.
- Probablemente haya mayores dificultades para financiarse que en el caso de las grandes empresas.
- Más dificultad para llegar a ciertos nichos de clientes al disponer de menores recursos que otros competidores.
- Dificultad en poder generar economías de escala.
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