El reto (obligado) de la digitalización en las cadenas de suministro

La práctica totalidad de las empresas, con independencia de su tamaño o de la industria en la que operan, han sufrido interrupciones en su cadena de suministros desde que estalló la pandemia por coronavirus. Un fenómeno global que, entre otros hitos, demostró a las compañías, por un lado, que deben garantizar distintas fuentes de aprovisionamiento de materiales para evitar tener que llegar a paralizar su actividad, y, por el otro, que la digitalización en temas logísticos no es un objetivo a largo plazo sino una obligación inminente si se quiere sobrevivir en el entorno actual.

Tal y como se concluye en el informe de Deloitte ‘2022 Retail Industry Outlook’, la cadena de valor de cualquier industria precisa de una inversión a corto plazo suficiente en tecnología y en automatización de procesos para garantizar su viabilidad en el medio y largo plazo. El documento, por ejemplo, refleja que un 80% de los directivos que fueron encuestados afirma que los clientes van a priorizar a partir de ahora la disponibilidad de stock por encima de otros factores a la hora de consumir, incluso superando al precio.

De hecho, el estudio indica que los hábitos de los consumidores han sufrido más cambios por causa de la pandemia que a lo largo de las décadas anteriores, y que estos se sustentan, sobre todo, en un evidente preferencia por las compras online, en una mayor atención a las promociones o en fiar su elección de productos a través de las opiniones y reseñas que leen gracias a las redes sociales. Sin embargo, también se advierte que la mayoría de los operadores todavía no han adaptado sus cadenas de suministros al nuevo escenario, por lo que existe una deficiencia notable en relación a una adecuada planificación y gestión de la demanda y de los inventarios.

La solución, sentencia el informe, para fortalecer la resistencia de la cadena de suministro y evitar nuevas interrupciones en el futuro, es la de invertir activamente en tecnología y en automatización para ganar agilidad, que serán dos de las principales áreas de atracción de capital en 2022, por ejemplo, a través de la introducción de tecnología ERP o de herramientas basadas en blockchain, lo que exigirá un esfuerzo a todas las compañías que muy probablemente provocará la desaparición futura de aquellas que no apuesten con fuerza por la adaptación tecnológica de sus cadenas de suministros.

Para muchas pymes, este nuevo paradigma puede traer consigo algunas oportunidades como, por ejemplo:

• En el nacimiento y desarrollo de nuevas plataformas de pago digitales.
• Crecimiento de marketplaces especializados en el que las empresas compartan proveedores y medios logísticos para fortalecer sus cadenas de suministro.
• Inversión en control de procesos logísticos que sean plenamente digitales y automatizados, reduciendo al mínimo la mano humana para eliminar las incidencias y errores.
• Impulso del sector de la salud digital, a través de nuevos servicios de telemedicina o por medio del envío y la entrega de medicamentos en el menor tiempo posible y con las máximas garantías de seguridad.
• Puesta en marcha de programas de colaboración con la Administración para asegurar el suministro de productos en determinados sectores, como la energía o la alimentación. En este sentido, los programas de ayudas europeos lanzarán previsiblemente nuevas convocatorias que integren a compañías de distintos Estados miembro, lo que puede suponer una gran oportunidad para que muchas pymes inicien y potencien una estrategia de internacionalización.

Predicciones para la cadena de suministro

Otro documento, en este caso elaborador DigiProces, desgrana algunas predicciones para la cadena de suministro en 2022, además de la digitalización. Entre ellas, cabe citar:

• Tendencia hacia una mayor inestabilidad. La incertidumbre sobre las materias primas se suavizará a lo largo de los próximos meses pero no desaparecerá por completo. Por ello, las grandes empresas tenderán a acumular un mayor aprovisionamiento de material para evitar potenciales interrupciones. Por ello, las pymes deben ser ágiles a la hora de identificar nuevos proveedores para garantizar poder seguir llevando a cabo su actividad sin incidencias.

• Aumento de los precios. El crecimiento de la inflación afectará directamente al coste de las materias primas y a su distribución. Ante esta vicisitud, las pymes tienen la opción de aumentar su volumen de pedidos para poder conseguir rebajas en los costes unitarios. En este sentido, identificar vías de colaboración con otras compañías para sumar y realizar pedidos más grandes será clave.

• Planificación precisa de las órdenes de compra. Poder prever las necesidades de material que se tendrá a varios meses vista será muy importante para aprovechar las caídas en los precios para llevar a cabo los pedidos. Para conseguirlo, las pymes tendrán que estar muy conectadas a la actualidad, exigiéndoles un esfuerzo por conseguir vías de comunicación eficientes y ágiles con sus proveedores para detectar cualquier oportunidad.