16 dic 2024
El sector exterior español remonta un 50% desde el ‘credit crunch’ de 2008
La bonanza de las empresas con vocación internacional ha impulsado del 26% al 39% el peso exportador en el PIB, hasta superar el músculo exterior de Francia o Italia.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
El diagnóstico lo emite el Banco de España. Coral García y Blanca Jiménez, analistas de Situación Económica del organismo regulador, asegura que “el extraordinario crecimiento de las ventas al exterior” -de 13 puntos entre 2008 y 2023 y que ha propiciado el salto del 26% al 39% del peso exportador en relación al PIB- “ha sido generalizado por productos y destinos”. Aunque la visión panorámica deje un aviso a navegantes: la amenazante “fragmentación de los flujos comerciales internacionales podría suponer un riesgo para la evolución futura de las exportaciones”, a pesar de haber registrado un ritmo de crecimiento de “casi un 50%, en términos reales”, desde el colapso crediticio de 2008, “muy superior al del resto de grandes potencias de la eurozona”.
De hecho, “el peso de las ventas exteriores en relación al PIB ya es mayor en España que en Italia o Francia, y solo se queda a 9 puntos básicos del de Alemania”, la mitad de la brecha que tenía con respecto a la locomotora europea en 2008.
FUENTES: Eurostat e INE.
Competitividad con mayor vocación exterior
Esta trayectoria positiva se ha asentado, esencialmente, sobre dos factores, asegura el Banco de España en su informe de situación. Por un lado, “la mejora de la competitividad” y, por otro, una “mayor orientación de nuestras empresas hacia los mercados internacionales” como lo desvela el “aumento sostenido del número de empresas españolas que exportan con regularidad”. Pese a que la ratio de competitividad -el Coste Laboral Unitario (CLU) de España relativo al resto de la eurozona- “se va frenando en los últimos años”. Los aumentos (o disminuciones) en el índice reflejan pérdidas (o mejoras) de competitividad, aclaran las analistas.
La fortaleza exportadora española de los últimos quince años se ha propagado por una variedad de rúbricas, afectando a la práctica totalidad de bienes y servicios. En 2023, las exportaciones de bienes supusieron el 68% de las ventas exteriores y tuvieron un peso del 26,4% en el PIB, un salto cuantitativo de 9 puntos básicos respecto a 2008, con 4 segmentos dominando las ventas en este lustro y medio: semi-manufacturas (con los productos químicos y metálicos a la cabeza); alimentación; bienes de equipo (fundamentalmente de transporte) y la industria del automóvil.
Las exportaciones de servicios -enfatizan García y Jiménez- “han crecido aún más”. Hasta en un 66%, y su peso en el PIB ha pasado del 8,2% al 12,5%, debido al “fuerte aumento de las ventas turísticas y no turísticas por la recuperación de los ingresos por turismo tras la pandemia (hasta el 4,9% del PIB en 2023), que ha afianzado a España como segunda potencia mundial en llegadas y gasto de viajeros foráneos.
Diversificación geográfica
Al analizar las áreas geográficas, el estudio revela que el sector exterior hispano ha ganado una notable diversificación. “En 2008, las exportaciones de mercancías estaban muy concentradas en la eurozona; sobre todo en Francia, Alemania e Italia. Pero en 2023, aunque el área monetaria europea “sigue siendo el principal destino de las ventas españolas de bienes en el exterior”, con un 55% del total, “se exporta relativamente más a mercados como Marruecos, EEUU, China o Turquía”. En conjunto, “estos países recibieron el 12,1% de nuestras exportaciones de bienes en 2023, casi 4 puntos por encima respecto sus niveles conjuntos de 2008”.
Este rasgo característico de los últimos dieciséis años también se aprecia en los servicios. Entre otras razones, por el aumento del peso de sus flujos turísticos post-pandémicos a Norteamérica y América del Sur.
El Banco de España asegura que el repunte exportador desde 2008 “refleja la notable capacidad de la economía española para adaptarse y competir en los mercados internacionales después de la crisis financiera global, lo que se ha traducido en la mejora de sus cuentas exteriores”. De modo que el déficit comercial de bienes se ha reducido notablemente en este período, aunque aún es elevado, la balanza comercial total ha alcanzado un saldo positivo desde 2011, gracias al creciente superávit de la balanza de servicios, la cuenta corriente ha mantenido “un apreciable superávit desde 2012” y, en consecuencia, el saldo negativo de la posición inversora global neta -diferencial entre los activos y pasivos financieros de España respecto al resto del mundo- se ha reducido a casi la mitad, en términos del PIB, en la última década: del 96% al 51%.
Aumento exportador de bienes y servicios
Por otro lado, el informe incide también en que “han aumentado para muchos bienes y servicios, y hacia muchos destinos”. Pese a lo cual, “no debemos dar por descontado el elevado dinamismo exportador” en el futuro. Muy en particular, por diversos factores de riesgo. En el plano exterior, por la elevada incertidumbre a incrementos de aranceles y una hipotética nada descartable fragmentación comercial, que “afectaría negativamente” a la evolución exportadora. Y, desde la óptica doméstica, porque “los costes CLU por unidad de producto han aumentado más que en el resto del espacio monetario” en el actual ciclo de negocios post-Covid.
“Un deterioro persistente de este indicador de competitividad (como el observado hasta 2008) podría conducir a una pérdida de vigor de las exportaciones españolas y a un empeoramiento del saldo exterior”, aclaran.
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