01 dic 2024
Amenazas arancelarias
Donald Trump ha amenazado la semana pasada con imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de México y Canadá, buscando presionar a sus socios comerciales en temas clave como la migración y el tráfico de drogas.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, reaccionó de inmediato con una carta, advirtiendo sobre las graves repercusiones que una guerra comercial tendría para ambas economías. Señaló posibles aumentos en los precios, pérdidas de empleo y tensiones diplomáticas, al tiempo que destacó los esfuerzos de México para frenar la migración y el tráfico de drogas. Además, subrayó la corresponsabilidad de Estados Unidos en estos problemas, particularmente en el consumo de estupefacientes y el tráfico de armas hacia México. Por su parte, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, enfatizó que estas medidas podrían desestabilizar acuerdos comerciales clave como el T-MEC y provocar pérdidas significativas de empleos en ambos países. Tanto México como Canadá han advertido sobre la posibilidad de represalias comerciales en caso de que estas medidas se implementen, una táctica que podría agravar aún más las tensiones en la región. Aunque el impacto exacto de los aranceles es difícil de calcular, estudios del Center for American Progress señalan su impacto sobre la inflación y estiman que las familias estadounidenses podrían enfrentar aumentos significativos en el costo de bienes esenciales como alimentos, combustibles y ropa, incrementando su gasto anual en hasta $1,300. Sin embargo, la economía estadounidense sería menos vulnerable debido a que las importaciones representan solo el 15 % de su PIB. En contraste, México y Canadá dependen en mayor medida del comercio con Estados Unidos. Para México, donde más del 75 % de sus exportaciones tienen como destino este mercado, las repercusiones serían inmediatas, debilitando la confianza de los inversores y frenando el crecimiento económico. Canadá también enfrentaría graves daños, especialmente en sectores clave como el automotriz y el agrícola, pilares fundamentales de su economía.
Estas amenazas no son nuevas en la estrategia de Trump, quien ya utilizó tácticas similares para presionar la renegociación del NAFTA, que dio lugar al actual T-MEC. Sin embargo, el contexto político y económico actual difiere significativamente del de su primer mandato. Analistas sugieren que estas amenazas podrían ser una herramienta de presión anticipada con miras a la renovación del tratado en 2026, aunque su implementación efectiva es poco probable. En cualquier caso, con Trump es difícil anticipar sus acciones, lo que añade incertidumbre para los tres países.