08 nov 2020
Arce toma posesión
Luis Arce fue investido presidente de Bolivia, el pasado 8 de noviembre, después de haber ganado las elecciones generales el pasado mes en primera vuelta con un contundente 55% de los votos. El sucesor al frente del partido MAS (Movimiento al Socialismo) asume el cargo un año después de la renuncia del exmandatario Morales en junio de 2019 en medio de una fuerte convulsión social tras unas discutidas elecciones.
El acto se realizó sin la presencia del Gobierno saliente, que estuvo encabezado por la presidenta interina Jeanine Áñez, ya que es tachado de“golpista” por los ganadores de las elecciones. Arce ha afirmado que el expresidente no jugará ningún papel en su gobierno si bien Morales ya está de vuelta en Bolivia tras tras 11 meses de exilio en Argentina. Tras la victoria electoral del candidato del MAS, un juez suspendió la orden de detención de Morales solicitada por el Gobierno interino.
│Prioridades del nuevo gobierno
El economista de izquierda, elogiado por su gestión durante los 14 años como ministro de Economía y Finanzas bajo la presidencia de Morales, toma las riendas de un país en recesión. El mandatario ha señalado su intención de relanzar los programas de reducción de la pobreza y subsidios sociales de entonces. De hecho, la primera medida económica que ejecutará será pagar el denominado bono contra el hambre, que aciende a 1000 bolivianos (unos 145 dólares), en un intento de fortalecer la demanda interna, un pilar fundamental de su modelo económico. Además, en caso de nuevo confinamiento el Estado se hará cargo del pago de los alquileres de las personas que no tienen ingresos fijos. Arce ha prometido igualmente impulsar la inversión pública, sustituir las importaciones y fomentar la producción boliviana y reducir el impuesto sobre el valor añadido. No obstante, ahora no cuenta con los voluminosos ingresos del sector de los hidrocarburos que permitieron financiar los generosos programas sociales de la era Morales. De hecho, el país cerró 2019 con un déficit público y por cuenta corriente del 7,2% y 3,3% del PIB, respectivamente. Afemás, las reservas internacionales se han reducido en un 70% respecto a su valor en 2014 y actualmente cubren menos de cuatro meses de importaciones. Las crecientes necesidades de financiación tanto públicas como externas derivadas de la caída de los ingresos por exportación y de los crecientes gastos de emergencia para hacer frente a la crisis sanitaria van a dificultar enormemente el cumplimiento de muchas de sus ambiciosas promesas de campaña.