07 mar 2021
│De vuelta
“Estados Unidos ha vuelto”. Con esta rotundidad el nuevo inquilino de la Casa Blanca afirmaba, en la Conferencia de Seguridad de Munich, el giro que su Administración pretende dar a la política exterior estadounidense.
En su primera cita internacional, Joe Biden mostró su intención de fortalecer y alimentar los vínculos transatlánticos e insistió en el compromiso de los Estados Unidos con la OTAN. De esta forma, trataba de marcar distancias de la política aislacionista de su predecesor en el cargo, Donald Trump, que amenazó con poner fin a la Alianza. El demócrata hizo referencia a los valores democráticos compartidos entre Bruselas y Washington e insistió en que deben prepararse para una competencia a largo plazo con China. También habló de Irán y Rusia a quienes ve como potenciales amenazas para la estabilidad de Occidente. Por último, anunció que Estados Unidos contribuiría con 4.000 mill.$ a la plataforma COVAX, una iniciativa liderada por la OMS que pretende crear un fondo de vacunas para los países con menos recursos. Así, el nuevo presidente confirmaba la aspiración de su gobierno a volver a liderar el orden multilateral que Donald Trump había abandonado. El resto de líderes mundiales presentes en la cita como el Secretario de la ONU, Antonio Guterres o el director de la OMS, Tedros Ghebreyesus, aplaudieron el gesto del mandatario. Todos coinciden en la necesidad de combatir los problemas globales como la lucha contra el cambio climático o la crisis migratoria desde una perspectiva global, para lo que la colaboración con Estados Unidos resulta imprescindible. El acercamiento diplomático entre Bruselas y Washington no ha tardado en verse reflejado en hechos reales, pues tan solo unos días después de la celebración de la Conferencia, ambos acordaban la supresión por cuatro meses de los aranceles impuestos por las ayudas ilegales a Airbus y Boeing. Efectivamente, algo está cambiando a ambas orillas del Atlántico.