Cumbre del G20

Uno de los principales puntos de divergencia fue el posicionamiento de los diferentes países respecto a la guerra en Ucrania. Si bien en la declaración  final se evitó condenar explícitamente a Moscú –tal y como defendía Kiev–, el texto incluyó una crítica al gobierno de Putin, al enfatizar el respeto a la integridad territorial, la independencia y la soberanía de todos los países. Por otra parte, la cita ha constituido una llamada a reforzar el multilateralismo, algo inesperado en un mundo cada vez más fragmentado y polarizado. El Grupo de los Veinte destacó la necesidad de aumentar la capacidad de los bancos multilaterales para conceder fondos a los países más vulnerables, así como la importancia de crear nuevos mecanismos financieros para afrontar el desafío climático. Por otra parte, el foro acordó la adhesión de la Unión Africana, una medida que pretende dar un mayor protagonismo al denominado sur global. Al margen de la cumbre, Estados Unidos y la Unión Europea presentaron una ambiciosa iniciativa que pretende rivalizar con la “Ruta de la Seda” promovida por China. En concreto, las economías occidentales pretenden desarrollar un corredor marítimo y ferroviario que conecte la India con Oriente Medio y Europa del Este, y otro segundo corredor que atraviese el continente africano,  desde la costa oeste (a la altura de Angola y la República Democrática del Congo) hasta la región oriental (Zambia).