22 oct 2023
La semana de la ira
En el ámbito internacional, el conflicto amenaza con desestabilizar la paz social de los países del norte de África y de Oriente Medio.
La explosión del hospital gazatí de Al-Ahli -se desconoce con certeza la autoría del bombardeo-, el pasado día 18 de octubre, desencadenó una ola de protestas tanto en los países limítrofes (Jordania y Líbano), como en naciones más alejadas (entre ellas Marruecos, Túnez y Turquía). En algunos casos los manifestantes intentaron asaltar las embajadas de Estados Unidos e Israel. Ante el temor de que el inicio de la invasión terrestre desencadene una mayor contestación social, Tel Aviv ha solicitado a sus ciudadanos que abandonen estos países. El alineamiento de una abrumadora mayoría de la población árabe con las sensibilidades palestinas dibuja un incómodo escenario para las autoridades de estos países, especialmente para aquellos que mantienen una cierta sintonía con Israel, como es el caso de Egipto, o para aquellos (entre otros, Marruecos) que han normalizado en los últimos años las relaciones con Tel Aviv, en los denominados Acuerdos de Abraham. Este difícil equilibrio añade una nueva derivada al conflicto: la posibilidad de que el rechazo social a la respuesta militar emprendida por Israel pueda desembocar en episodios de inestabilidad en los países de la región.