Nuevo primer ministro

El veterano político de 67 años sucede en el cargo a Fumio Kishida, quien decidió en agosto abandonar el puesto debido a su baja popularidad y a un escándalo de corrupción que sacudió al PLD, partido que ha gobernado el país durante décadas. Una de sus primeras decisiones tras asumir el cargo ha sido convocar elecciones anticipadas para el 27 de octubre. “Es importante que la nueva administración sea juzgada por el público lo antes posible”, declaró. El adelanto de los comicios se interpreta como una forma de reforzar el apoyo de su partido, que ha visto disminuir su popularidad en gran medida por el aumento de los costos de vida. Este anuncio coincide con una caída del 4,8% en el índice Nikkei 225, lo que refleja inquietud entre los inversores por el nuevo líder y datos económicos decepcionantes, como una reducción del 3% en la producción industrial de agosto.

El mandatario ha señalado que trabajará para sacar a Japón de la deflación. Prometió que los aumentos salariales superarán la inflación y aspira a elevar el salario mínimo nacional a 1.500 yenes (aproximadamente 10 dólares) para finales de la década. Además, como defensor de la revitalización regional, anunció su intención de duplicar las subvenciones para proyectos locales, reconociendo que las economías locales son clave para el crecimiento. Ishiba apoya la política de normalización y el aumento de tasas del Banco de Japón, lo que ha fortalecido el yen, pero ha perjudicado a las empresas manufactureras y minoristas orientadas al turismo. Su gabinete incluirá figuras como Takeshi Iwaya en Exteriores y Gen Nakatani en Defensa, mientras que la ausencia de la ultraderechista Sanae Takaichi, rival en las primarias, sugiere un enfoque más moderado en su administración.