29 sep 2024

Ofensiva en el Líbano

Los acontecimientos de las últimas semanas han puesto de manifiesto, nuevamente, la velocidad con la que pueden sucederse eventos inesperados en Oriente Medio.

En poco más de diez días Israel ha asestado a la milicia libanesa de Hezbolá uno de los mayores golpes de su historia. La espectacular explosión simultánea, los pasados 17 y 18 de septiembre, de miles de buscas y walkies talkies ha resultado ser el inicio de una campaña militar de gran envergadura. En la última semana Tel Aviv ha bombardeado de forma ininterrumpida la infraestructura militar de la milicia en el sur del país; unos ataques que, aparentemente, tienen como objetivo facilitar una futura ofensiva terrestre. Al mismo tiempo, Israel ha bombardeado los cuarteles generales de Hezbolá situados en la capital, Beirut. En menos de dos semanas el ejército hebreo ha matado a gran parte de la cúpula de la milicia; entre ellos Hasan Nasrallah, el líder de la organización desde hace más de treinta años. El clérigo chií, muy cercano al régimen de los ayatolás de Irán, era considerado por sus seguidores un héroe, uno de los mayores exponentes del movimiento antiisraelí. Al mismo tiempo era, para sus detractores, una de las principales amenazas para la estabilidad de la región y para la propia estabilidad del Líbano.

 

Golpe al eje iraní

Todos estos acontecimientos constituyen un golpe durísimo para la milicia; diezmada militarmente, descabezada, y en un estado de absoluto caos y confusión, como consecuencia del elevadísimo grado de infiltración de Israel en sus sistemas de seguridad y de telecomunicaciones. En segunda derivada, la debilidad de Hezbolá ha erosionado notablemente la posición de Irán, su principal valedor. Resulta una incógnita qué estrategia adoptará Teherán para defender a la milicia libanesa, considerada por muchos su principal activo en el exterior. Los movimientos adoptados hasta ahora por el país persa parecen sugerir un escaso interés por verse arrastrado a un conflicto directo con Israel. Algunos apuntan que el apoyo podría limitarse, más bien, a las acciones ejercidas por el resto de milicias proxys, como los rebeldes hutíes de Yemen.

 

Crisis económica

Por otra parte, el conflicto dibuja un escenario dramático para el Líbano. La ofensiva ha provocado en menos de dos semanas más de mil fallecidos, y ha originado una de las mayores crisis migratorias de su historia, con más de un millón de desplazados. Todo ello en un país que, desde 2019, se encuentra inmerso en una persistente crisis política y económica, donde el porcentaje de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza se ha triplicado, hasta alcanzar más del 45% de la población, y la moneda local, la libra libanesa, ha perdido más de un 95% de su valor.

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