Riesgo de una nueva guerra civil

El pasado mes de agosto las autoridades etíopes declararon el Estado de Emergencia en la región de Amhara, tras el estallido de una rebelión por parte de las milicias “Fano”. Estas milicias habían sido aliadas del ejército federal durante la guerra en la vecina Tigray, periodo en el que se produjo una fuerte militarización de la región, pero en el último año han aumentado las tensiones con Addis Abeba, motivadas por la falta de recompensa suficiente, a juicio de las milicias, tras el apoyo prestado. Durante el conflicto en Tigray, las fuerzas de Amhara ocuparon territorios en disputa entre las dos regiones; en Amhara se sospecha ahora que Ahmed planea un referéndum en estas zonas disputadas, lo que se percibe como una traición y ha impulsado a las milicias rebeldes Fano. A ello se suma la polémica e inesperada decisión federal de disolver los ejércitos regionales, anunciada en marzo de 2023, siendo el de Amhara con el que se inició el proceso. Esto supuso una gran afrenta para la región, donde existe un miedo generalizado a que se produzca un ataque conjunto por parte de las regiones Tigray y Oromía (con quienes linda al norte y al sur, respectivamente), y canalizó un gran número de militares descontentos hacia las milicias rebeldes. Las Fano tienen mucha menor capacidad militar que el ejército federal, pero su presencia en áreas rurales y el apoyo popular del que gozan podrían provocar una intensificación del conflicto si Addis Abeba no apuesta por una solución política. El gobierno anunció un “Diálogo Nacional” a finales de 2021, con el fin de lograr la estabilidad política en el conjunto del país, abordar la polarización étnica y poner fin a la violencia, pero sus avances han sido muy lentos.