14 feb 2021

Un país de renta alta con dificultades de liquidez

A diferencia del resto de países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, Kuwait cuenta con un parlamento elegido libremente (o con un grado de libertad superior a la media) y que, en consecuencia, ejerce también una labor bastante efectiva de control del ejecutivo. 

Hace menos de tres años, aprobó una ley que impide al Tesoro acudir a financiarse a los mercados internacionales de deuda y, de hecho, la última emisión internacional de bonos efectuada por Kuwait, se remonta a 2017. El problema es que desde hace ya varios años, las cuentas públicas kuwaitís vienen registrando déficits que en 2020 se han visto agravados por la pandemia. Aunque los precios internacionales del petróleo han subido un 250% desde el pasado mes de abril, siguen estando muy por debajo de los  90 $/b que necesitaría Kuwait para equilibrar sus presupuestos. Hasta la fecha, las autoridades habían conseguido financiar el déficit con la venta de participaciones en empresas públicas (desde la compañía de telecomunicaciones Zain a la petrolera Kuwait Petroleum Corp, pasando por Kuwait Finance House) al fondo soberano Future Generation Fund (FGF) que, con unos 600.000 mill.$ en activos, es el más importante del país. Sin embargo, el Tesoro se ha quedado ya sin activos que ofrecer a cambio de aportaciones monetarias, y, si la situación no se remedia, Kuwait, país de renta alta, va a tener problemas para financiar el déficit público previsto en un 7,3% del PIB para el año fiscal 2021/22, que empezará el próximo uno de abril. Las soluciones que se barajan van desde la introducción de nuevos impuestos a una derogación temporal de la ley de deuda, pasando incluso por una devaluación del dinar, cuya cotización en Kuwait no está ligada exclusivamente al dólar, sino a una cesta de monedas. Sin embargo, el parlamento se opone enfáticamente a las dos primeras, con el argumento de que si el ejecutivo redujera los gastos superfluos y combatiese la corrupción, podría liberar recursos en cuantía suficiente para financiar el déficit público sin necesidad de asumir nueva deuda o de aumentar la carga impositiva de los ciudadanos. En cuanto a la devaluación, apenas sería efectiva para un país que, como Kuwait, prácticamente sólo exporta hidrocarburos pero importa la práctica totalidad de los productos que consume. El actual impasse, pues, tiene difícil solución y las agencias de calificación son conscientes de ello. Hace unos diez días, Fitch Ratings empeoró la perspectiva de Kuwait de “estable” a “negativa” y Standard&Poor’s ha amenazado con degradar el rating soberano del país el cual, en todo caso, seguiría siendo Grado de Inversión.

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