12 sep 2021
Un terremoto agrava aún más la crisis humanitaria
Un terremoto de magnitud 7,2 sacudió Haití el pasado 14 de agosto provocando la muerte de más de 2.200 personas, 344 desaparecidas y 12.268 heridas. En cuanto a los daños materiales, se han contabilizado 52.923 casas destruidas y 77.006 casas dañadas.
El potente seísmo ha revivido la pesadilla de 2010, cuando en un temblor de intensidad similar fallecieron 300.000 personas. El país más pobre de América se enfrenta a este desastre natural en plena crisis económica y sanitaria en un contexto político de caos permanente agravado tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio. El PIB se contrajo un 3,7% en 2020 y el FMI prevé un crecimiento muy débil este año (1%). El Banco Mundial es menos optimista y estima que el país continuará en recesión (-0,7%). Estas previsiones son anteriores al seísmo que no ha hecho sin agravar la crisis humanitaria que padecía el país, muy golpeado por la crisis sanitaria. La ausencia de margen fiscal ha impedido la aplicación de medidas contracíclicas lo que ha intensificado los dramáticos efectos económicos de la crisis sanitaria aumentando la pobreza, la desigualdad y la dependencia del país de ayuda financiera internacional. El Banco Mundial no prevé que el PIB retorne a los niveles de prepandemia hasta después de 2023 y ello bajo el supuesto de que se logre restablecer la estabilidad política. Por el momento, todo apunta a que las elecciones que estaban previstas para noviembre, no se celebraran hasta el año que viene. Además, incluso si llegan a celebrarse, hay pocas esperanzas en que logren resolver el caos político dado el pobre historial del país en cuanto a traspasos del poder de forma pacífica y democrática.