10 nov 2024

Veinte kilos de mantequilla

Dos hombres enmascarados irrumpieron la semana pasada en una tienda de ultramarinos en la ciudad de Ekaterinburgo, la capital de la industria de la defensa rusa, para robar el dinero de la caja y 20 kilos de mantequilla.

No es de extrañar si se tiene en cuenta que el precio de este derivado lácteo ha aumentado más de un 26% en el último año, lo que ha obligado a los supermercados a aumentar la protección antirrobo en sus establecimientos. Se trata de una consecuencia evidente de la crisis de precios que sufre la economía rusa que registra una tasa de inflación del 8,5%, más del doble del objetivo del banco central. El elevado gasto en defensa actualmente sostiene la economía rusa (crecimiento del PIB del 3,6% en 2023) y atrae a la mayor parte de la fuerza laboral del país. Esto ha reducido la tasa de desempleo al 2,4%, un mínimo histórico, y ha obligado al sector privado a aumentar los salarios para poder competir, lo cual se traduce en un alza de los precios. A finales de octubre, la gobernadora del banco central, Elvira Nabiullina, anunció una subida del tipo de interés hasta el 21%, en un intento de frenar la escalada de precios. Sin embargo, tal y como ella misma señaló, parece poco probable que los precios respondan a la subida de tipos. La inflación persistente responde a que la demanda ha superado con creces la capacidad de producción de la oferta y la economía se ha sobrecalentado. Quizás lo más preocupante es que, atendiendo al presupuesto que se destinará a defensa en 2025 (145.000 mill.$), todo apunta a que los desequilibrios se van mantener en el medio plazo. Así pues, parece que Rusia no puede luchar contra la inflación y la guerra al mismo tiempo.

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