Impacto del huracán Otis y previsiones

El huracán causó daños en la mayor parte de las viviendas de la ciudad de Acapulco y en el 80% de las instalaciones hoteleras, además de en las infraestructuras de transporte, red eléctrica y hospitales.

A comienzos de este mes se anunció un plan, valorado en 3.400 mill.$, con un amplio alcance, que va desde la ayuda inmediata a los damnificados (distribución de alimentos, electrodomésticos y muebles; dinero en metálico para la rehabilitación de las viviendas; electricidad gratis hasta febrero de 2024, etc.) a la reconstrucción de las ciudades (Acapulco y Coyuca de Benítez, sobre todo), pasando por ayudas a los negocios y hoteles. Sin embargo, en el presupuesto de 2024, que justo se aprobó el 6 de noviembre, no se han incluido partidas específicas, por lo que, aparte de la asistencia de emergencia a la población, habrá que ver el importe y el ritmo al que se distribuyen los fondos públicos.

El impacto sobre el turismo de la región va a ser inmenso, tanto más cuanto más lenta sea la recuperación. Aunque Acapulco ya no era el “destino dorado” que fue durante la segunda mitad del siglo pasado, debido a la competencia de otras zonas del país y al impacto del crimen organizado, la actividad turística y los servicios aledaños contribuían al 60% del PIB del estado de Guerrero. El huracán podría suponer su declive definitivo si la inversión privada se decanta por no arriesgar más en una zona ya deteriorada y en manos de los cárteles.

Desde el punto de vista del país en su conjunto, el impacto del huracán no va a ser relevante. El turismo se dirigirá a otras zonas del país, y aunque probablemente el déficit público crezca este año y al que viene (se prevé un 5,4% del PIB, el más alto desde 1988), la responsabilidad será más de los costes asociados a la campaña electoral del año que viene: se está destinando un gran volumen de recursos a completar el ferrocarril Maya y la refinería de Dos Bocas, los proyectos estrella del gobierno, así como a Pemex y la CFE; también se está intensificando el gasto social, sobre todo en sanidad. Las perspectivas de crecimiento para 2023 han mejorado ligeramente en los últimos meses en paralelo a las de Estados Unidos. Podría situarse entre el 3,3 y el 3,5%, según las estimaciones (en 2022 fue casi del 4%), aunque la persistencia de la inflación está perjudicando al consumo. Se prevé que la inflación cierre el año en torno al 5,6%. (Banxico mantiene desde marzo el tipo de interés de referencia en el 11,25%). Para el año que viene el PIB continuará desacelerándose (las estimaciones oscilan entre el 2% de Banxico y el 3% del gobierno).