05 ago 2024
Los BRICS + exhiben en Asia su músculo global frente a EEUU y Europa
China y Rusia han encontrado en varios mercados asiáticos alianzas para dominar el Sur Global, al que también tratan de controlar sus socios BRICS y Occidente.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Las ínfulas hegemónicas lanzadas desde los grandes mercados emergentes (BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en especial, tras la primera oleada de ampliaciones del pasado verano, cuando ingresaron en este selecto club Irán, Arabia Saudí, Emiratos, Argentina, Egipto y Etiopía -aunque tras la victoria de Javier Milei, el socio brasileño de Mercosur ha desestimado el plácet de ingreso- se han visto reducidas en 2024. Ni los deseos de desdolarización han fructificado ni las negociaciones para confeccionar una moneda común parecen avanzar. Todo lo contrario, el billete verde americano ha restablecido su liderazgo en los mercados con un incremento de su relación cambiaria con las principales divisas del 4% en los seis primeros meses de este ejercicio y una sobrevaloración que el consenso del mercado establece en el 12%.
Tampoco en los órdenes geopolítico, tecnológico, militar o industrial han sacado músculo en los últimos tiempos. Con la economía china alejada en el último bienio de los dobles dígitos y bajo unas presiones financieras, crediticias e inmobiliarias nunca vistas en cuatro largos decenios de explosiva prosperidad y la invasión rusa de Ucrania en un prolongado compás de resistencia por parte de Kiev hacia los objetivos expansionistas del Kremlin. Pese a ello, Pekín ha emitido ciertas señales de avances fulgurantes en el terreno de la innovación, en sostenibilidad -en especial, en las ventas domésticas y las exportaciones de sus coches eléctricos, sobre los que EEUU y Europa han elevado los aranceles a la importación made in China- y en reconversión de industrias y de centros fabriles; sobre todo, de circuitos integrados, aunque también del negocio de las materias primas críticas como los minerales metálicos extraídos de las tierras raras.
Todo ello, esencial para el desarrollo del sector tecnológico.
Sin embargo, en medio de estos movimientos y del alto voltaje geopolítico, dos viajes oficiales, el de Vladimir Putin, y el del primer ministro chino, Li Qiang, por separado, pero casi simultáneos en el tiempo, por varias latitudes asiáticas han devuelto el protagonismo a las dos indiscutibles potencias nucleares de los BRICS.
Putin y Qiang han fortalecido lazos y coordinado acciones exteriores. El presidente ruso aseguró el abastecimiento de bienes esenciales para la maquinaria bélica de su país por parte de Corea del Norte. Pero también se anotó un reforzamiento bilateral en el terreno económico, comercial y geopolítico con Vietnam, a donde acudió Joe Biden el pasado año para impulsar las relaciones con Hanói en un gesto calificado de éxito por su Departamento de Estado. Aun así, los vínculos entre Vietnam y Rusia son históricamente más profundos y en este desplazamiento, Putin dejó la puerta abierta de los BIRCS + a esta nación asiática que se ha convertido en uno de los grandes mercados emergentes del continente. Una oferta que también ha hecho llegar a Indonesia, o a Tailandia y Malasia. En paralelo a los esfuerzos diplomáticos bilaterales que India, China, Brasil, Sudáfrica o su nuevo socio, Irán, están intensificando en los últimos años para ganarse al Sur Global.
También el road show de Qiang perseguía la supervisión de los lazos de Pekín con sus vecinos y replegar las maniobras que EEUU ha realizado este último bienio para aislar a ambos países. En especial, en Asia, con su Alianza Indo-Pacífico en el orden comercial, y AUKUS, de seguridad en la región. A ambas, Xi Jinping las ha calificado como atentados a la seguridad nacional de China.
Pero, además, Moscú y Pekín buscan tejer nuevos rumbos de cooperación entre Asia y los BRICS + a través del Nuevo Banco de Desarrollo, con sede en Shanghái y que trata de sustituir al FMI en la región con proyectos de infraestructuras por valor de 33.000 millones de dólares y líneas crediticias específicas. Es el brazo multilateral con el que se han dotado los BRICS + para atraerse al amplísimo grupo del Sur Global.
Pero ¿dónde se aprecia la influencia de los BRICS+? La incorporación de productores de energías fósiles como Arabia Saudí, Irán o EAU, cuyos designios articulan las decisiones de la OPEP +, a la que se ha incorporado Rusia y otros suministradores de oro negro ayudan a entender el peso de su geopolítica. Estos cinco apartados explican su creciente poder en el orden mundial.
1.- Los gestores del equilibrio. China, Rusia y, en menor medida, Sudáfrica, que ha emprendido las denuncias contra Israel, son sus arietes frente a Occidente, con India y Brasil ejerciendo como mediadores, dentro de la vieja guardia del grupo. Entre los nuevos, los productores de crudo se han encargado de añadir valor a la idea de desdolarizar la arquitectura financiera y monetaria. En un mundo cada vez más multipolar en el que el G-7 ha restablecido sus contrapoderes tras la sucesión de sanciones contra Moscú por la guerra de Ucrania, sus cantos de sirena a favor de un decoupling de la globalización y varios grupos de naciones que intentan acaparar parte de este reparto de poder de la nueva Guerra Fría, como la Organización de Cooperación de Shanghái o Mercosur y la Unión Africana.
2.- El comercio, la piedra angular. Los cinco BRICS han elevado un 56% sus flujos de mercancías entre 2017 y 2022, hasta los 422.000 millones de dólares, con China e India como los dos Talones de Aquiles en cuanto a intercambios por su rivalidad regional.
3.- China, el músculo económico, Rusia, el militar. El segundo PIB del planeta duplica el tamaño del resto de las economías del bloque. Aunque India acaba de rebasar en población y ha elevado su peso financiero provocando el sorpasso de Munbái sobre Hong-Kong. También es el artífice de la Nueva Ruta de la Seda y controla las arcas del Nuevo Banco de Desarrollo. Rusia, por su parte, ejerce las iniciativas geopolíticas desde la invasión de Ucrania y se ha aliado con Brasil en la idea de crear una moneda común. La dolarización de las sanciones occidentales tiene mucho que ver en esta dinámica.
4.- Atención al clima inversor. Porque salvo en India y, en menor medida, en Brasil, las fugas de capitales foráneos se han sucedido este 2024 con el resto de antiguos socios. Y, con la excepción de EAU y de forma más volátil, en Arabia Saudí, entre los nuevos.
5.- La tecnología, la llave de la realpolitik. Todo cambio substancial en el orden mundial viene precedido de una revolución tecnológica. La era digital determinará el choque de trenes entre mercados emergentes y potencias industrializadas con la globalización en el disparadero y una nueva Guerra Fría en el horizonte.
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