EEUU y China diseñan grupos de trabajo para restaurar sus lazos económicos

Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

Imagen de Marco Verch con licencia CC 2.0

Las dos grandes superpotencias económicas han establecido dos grupos de trabajo de alto nivel -serán dirigidos por responsables con rango de viceministros- para discutir asuntos económicos, financieros y comerciales, en un intento de recomponer las relaciones bilaterales, deterioradas por tensiones geopolíticas como la guerra de Ucrania, la escalada militar en el Mar de China o la cuestión soberanista de Taiwán. Pero también por la encrucijada a la que parece encaminarse el proceso de globalización comercial por las batallas arancelarias entre Washington y Pekín y el cruce de vetos y prohibiciones en el terreno tecnológico y en sectores e industrias neurálgicas, como el de los chips y los semiconductores o el mercado de materias primas metálicas y, muy en especial, los minerales surgidos de las llamadas tierras raras.

La reanudación de los contactos da cumplimiento al compromiso adquirido por las dos partes tras las visitas del secretario de Estado, Antony Blinken, y el del Tesoro, Janet Yellen, a la capital china y “tendrán una estructura orgánica con capacidad de decisión oficial y unos canales de comunicación abiertos y propicios a un intercambio de información macroeconómica, financiera y comercial”, explicaba el departamento del jefe de la diplomacia estadounidense. Del mismo modo, “reportarán a Yellen y al viceprimer ministro chino He Lifeng” de todos sus avances, según aclara el Tesoro americano. Y vienen a suplir a los foros bilaterales que, desde el inicio del actual milenio, han regido los cauces bilaterales entre EEUU y China, “sin demasiados resultados”, en opinión de la mayor parte de los observadores internacionales.

Sobre todo, en un momento de alto voltaje y fricción, precisan. Con recientes tensiones, cuyo máximo exponente fue el viaje oficial de Nancy Pelosi a Taiwán, aún como presidenta y portavoz demócrata en la Cámara de Representantes, los meses previos a las elecciones midterm de noviembre pasado y, con posterioridad, los globos que sobrevolaron territorio estadounidense y que motivaron una queja oficial con acusaciones de espionaje en toda regla de la Administración Biden al régimen de Pekín.

La creación de estos dos grupos de deliberación -el económico y el financiero- también supone el primer intento de reanudación de los encuentros regulares entre ambos países interrumpidos en 2018 por decisión de la Administración Trump, por considerarlos una estructura anquilosada e inservible. Y a ellos se suma la recuperación del diálogo comercial que rehabilitó la secretaria de Comercio Gina Raimondo, durante su desplazamiento a Pekín del pasado mes de agosto, para tratar de acordar fórmulas de flexibilización sobre los controles mutuos de exportación. Una de las mayores reivindicaciones de los sectores exteriores de las dos mayores economías globales.

El punto culminante de la reanudación de los contactos se produjo en julio, durante la visita de Yellen, en la que ambas partes convinieron en emprender acciones conjuntas que permitieran la resolución de conflictos bilaterales y multilaterales, como la reestructuración de la deuda de los países en desarrollo o nuevas normas regulatorias sobre la Inteligencia Artificial o en asuntos que contribuyan a garantizar la estabilidad financiera y de los mercados. El Ministro de Finanzas chino y su banco central estimaron que debían ser foros regulares y ad-hoc, en función de cada aspecto que se fuera a tratar, mientras el Tesoro americano incidió en que tuvieran regularidad programada. 

Sin que, a instancias de Pekín, estos grupos de trabajo eludan el objetivo de tender puentes o servir de plataforma para la superación de “medidas unilaterales”, como la supresión de multas y sanciones comerciales, como las impuestas por la Casa Blanca a empresas y a las exportaciones chinas, porque “es el momento de destensar los nudos gordianos” sobre los que han disentido las dos superpotencias. Algo que Yellen, en su cuenta de Twitter (o “X” ahora) admite: “resulta del todo punto crucial que hablemos; particularmente, cuando no estamos de acuerdo”. A su juicio, estos grupos de trabajos “servirán como cauces de comunicación de los intereses americanos y de sus preocupaciones en la promoción y la salud de la competitividad económica entre los dos países y de las reglas de juego que los trabajadores y las compañías deben asumir para avanzar en la cooperación global y sus desafíos”.  

Un mensaje que parece suscribir el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, además del ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, que sondearon estas fechas la posibilidad de un encuentro entre Joe Biden y Xi Jinping, y que, al término de su encuentro, calificaron los foros bilaterales como “otro signo de rebajar las tensiones”. La reunión entre los dos mandatarios se podría producir el próximo mes de noviembre, durante la cumbre en San Francisco de la APEC, la Asia-Pacific Economic Cooperation.

“Una vez se han producido los primeros pasos en la preparación de los grupos de trabajo de alto nivel, y dadas las emergentes y positivas declaraciones de intenciones surgidas desde Washington y Pekín, creo que las opciones de que Jinping acuda a la cita de la APEC en suelo estadounidense han aumentado”, asegura Gabriel Wildau, gestor de la firma de activos Teneo en Nueva York. Si bien, también en su opinión y, por otro lado, “no debemos sobrestimar el significado de los foros formales”, ya que “suelen tener escasos márgenes de maniobra política para ofrecer a la otra parte concesiones substanciales”, aclara.