30 jul 2018
Holanda acapara el negocio bancario que sale del Reino Unido
Amsterdam es el enclave favorito del sector privado británico frente al Brexit. Regulación anglosajona, clima de negocios y ventajas fiscales, sus señuelos.
En los últimos meses, una considerable proporción de los 68 millones de pasajeros que llegan a Schiphol, aeropuerto de Amsterdam, son directivos de empresas. Y, en gran medida, británicos o de firmas asentadas en el del Reino Unido. De hecho, el gestor aeroportuario, a instancias del Gobierno holandés, les ha puestos servicios que facilitan el tránsito rápido hacia sus lugares de reunión. Muchos de ellos, tocan suelo holandés con la decisión pendiente de si eligen al país de los tulipanes como centro de operaciones de sus negocios, una vez se consuma el Brexit, en marzo próximo. O sin esperar siquiera a que se formalice el divorcio entre Londres y Bruselas. La agenda de estos directivos incluye desplazamientos en ferry hasta el corazón de la ciudad y ubicaciones precisas de sus puntos de encuentro. Algunos de ellos, incluso en el majestuoso aeropuerto de la ciudad. Porque Amsterdam se ha convertido en el cluster para acelerar los grandes negocios que procedan de Reino Unido.
Cboe Global Markets, firma propietaria del mayor gestor de activos bursátiles de Europa, es una de las últimas en elegir la ciudad holandesa como sede. Aquis Exchange, otra intermediaria de bolsa, también baraja esta opción. Al igual que TP ICAP, el mayor broker corporativo del mundo. También London Stock Exchange Group, la Bolsa de Londres, está en trámites para obtener las licencias que le permitan establecerse en Amsterdam, con el propósito de ofrecer servicios a sus clientes europeos una vez se oficialice la salida británica. Tradeweb, MarketAxess Holdings o NEX Group ya se han decantado por el centro financiero holandés.
¿Qué tiene Amsterdam para ser el enclave favorito del sector privado británico tras el Brexit?
Entre los atractivos de Holanda figura las bondades, según el sector privado, de sus reguladores de mercados. En especial, el del sector financiero, con muchas similitudes al británico, clave en el éxito de la City como principal centro de negocios de Europa. Destacan su reputación, su papel conciliador con las empresas que operan en su territorio y, al mismo tiempo, porque no resulta contradictorio, sus altas exigencias supervisoras. Es decir, un clima similar al de Londres. Un aspecto que se ha potenciado desde el Ministerio de Asuntos Económicos holandés, desde el que han jugado la carta institucional para exhibir las ventajas de Amsterdam como enclave empresarial. De este departamento ha surgido, por ejemplo, las facilidades de estancia de ejecutivos para atender su agenda de reuniones.
Pero también hay otros alicientes. Holanda tiene otra magnífica carta de presentación. Fue la sede elegida por la Agencia Europea del Medicamento tras su retiro de la capital británica. En detrimento de Barcelona. Sus más de 900 empleados ejercerán su labor en Amsterdam a partir de 2019. En el orden fiscal, se beneficiarán, como repatriados, de una extensión deductiva en el impuesto sobre la renta del 30% de su salario durante sus primeros ocho años de trabajo.
Las "techies" más importantes ya miran a Amsterdan
El Ejecutivo del liberal Mark Rutte espera, de hecho, el desembarco de una treintena de firmas del sector financiero. Hasta el punto de admitir que el reloj para que las empresas se decanten y elijan la sede corporativa que necesitan ha empezado a retroceder. Las ventajas, rapidez y eficiencia para que se emprenda un negocio, la flexibilidad de alojamientos o el importante nivel de inglés entre sus habitantes (el 90% de sus ciudadanos lo hablan con fluidez), sus infraestructuras o su alto grado de conectividad y su apuesta por la digitalización también han convertido a Amsterdam en uno de las ciudades candidatas de Europa con mayor grado de aceptación entre las empresas que emigrarán de Reino Unido. Booking, Netflix, Facebook, Uber, Google o Amazon ya manifiestan su intención de ampliar sus oficinas en esta ciudad. De igual manera que firmas de los sectores más vinculados a la digitalización, como el manufacturero o el de automoción, con amplias sedes en Reino Unido. O las del sector exterior, con Rotterdam, puerto de referencia de entrada en el mercado interior, intensificando la competencia con sus rivales del sur de Gran Bretaña.
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