20 nov 2023
El orden hegemónico de la economía global en el próximo medio siglo
La prosperidad se verá seriamente alterada en el Siglo XXI. China superará a EEUU en su ecuador y los emergentes rivalizarán con las potencias industrializadas.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Más de dos decenios después de que en 2002 Jim O’Neill, entonces responsable de mercados globales de Goldman Sachs, acuñara el término BRIC para referirse a Brasil, Rusia, India y China, las poderosas economías emergentes que, a su juicio, iban a acabar asumiendo el dominio de la actividad mundial a lo largo del siglo, el banco de inversión americano continúa proyectando sus análisis predictivos sobre el devenir del modelo productivo en todo el planeta.
En su último diagnóstico sus expertos constatan el brusco cambio de paradigma que va a deparar el Siglo XXI en el orden económico después de analizar nada menos que 104 mercados y de dejar cuatro tendencias, en su opinión, inexorables. La primera, que el potencial de crecimiento se va a ralentizar, después del valle que la presión demográfica actual ocasionará en la segunda mitad de la actual centuria sobre el censo poblacional de la Tierra, con ritmos de prosperidad inferiores al 3% en el próximo decenio, el límite sobre el que la terminología multilateral al uso establece el inicio de una recesión real de la actividad. La tasa de población se situará por debajo del 1% en los próximos 50 años y se contraerá a partir de 2075.
El segundo factor determinante es que la convergencia de los mercados emergentes frente a las potencias industrializadas avanzará sin remedio. “Nuestras proyecciones auguran que, en 2050, las mayores economías, medidas en dólares, a precios de corrientes, serán China, EEUU, India e Indonesia, al que se sumará Alemania para cerrar el top-five”, con lo que Brasil y Rusia se caerán del selecto foro descrito al inicio del milenio por O’Neill. En 2075, se auparán al top-ten Nigeria, Pakistán y Egipto, aventuran en su informe corporativo de investigación.
En tercer término, Goldman Sachs detecta que el PIB de EEUU, que se comportó especialmente intenso la pasada década, no podrá en la actual competir en dinamismo con los emergentes; de igual modo que el dólar perderá poder hegemónico global. No en el próximo lustro, pero sí antes de 2030.
Finalmente, se dará una extraña contradicción. La desigualdad global se reducirá, pero crecerá en términos nacionales. El salto de los emergentes en estos veinte años ha dado como resultado una mejor distribución de la riqueza, haciendo descender las diferencias entre países, aunque el ingreso per cápita dentro de cada mercado creará divergencias notables, lo que pondrá a prueba la sostenibilidad de la globalización en numerosas ocasiones.
Antes de la perspectiva a largo plazo -2075- de Goldman Sachs, el World Economic Forum (WEF) se detiene a pasar revista a la economía global en 2030. También con advertencias de una menor generación de prosperidad. A partir de la irrupción, en 2022, del espectro de la inflación, “con tasas impactantes” en todo el mundo y tipos de interés alejados de la fase de laxitud que ha sido la predominante desde el credit crunch de 2008. Unos descensos de actividad que se instalan a uno y otro lado de los dos bloques: el industrializado y el emergente. Con un ritmo ralentizado de manera más aguda en China que, sin embargo, potencia el dinamismo, con sus inversiones en iniciativas comerciales como la Road & Belt, a países de rentas bajas como Sri Lanka o como Pakistán, donde el yuan gana peso global frente al dólar.
En sus dinámicas prospectivas, el WEF sitúa, por orden decreciente en el ranking, pero creciente en cuanto a tamaño del PIB, a Vietnam, Bangladesh, Taiwán, Polonia y Nigeria, entre el puesto 25 y el 21, con entre 878.990 millones y 1,16 billones de dólares. Dejando entrever que Asia será el centro de gravedad de la economía internacional.
Por delante, entre el 20 y el 16, surgen Suiza, Arabia Saudí, Países Bajos, Turquía y España, cuyos tamaños de PIB oscilan entre 1,21 y 1,87 billones. A los siguen Australia (2,13); México (2,15); Corea del Sur (2,30); Rusia (2,35) e Indonesia, con 2,57 billones. Y, dentro del top-ten, Italia, con 2,57; Canadá (2,8); Brasil (3,08); Francia (3,5) y Reino Unido (4,77) entre el décimo y el sexto.
Alemania se deslizará hasta el quinto peldaño y manteniendo su estatus de mayor economía de Europa, con 5,3 billones de dólares, al que anteceden Japón, con 5,7 e India con 6,5. Los expertos del WEF no certifican el esperado sorpasso de China a EEUU y dejan al gigante asiático con 31,6 a cierta distancia de los 34,8 billones en los que valora a la todavía primera potencia económica global.
Varios de estos movimientos telúricos ya se han producido. Por ejemplo, India superó en otoño de 2022 a Reino Unido como quinta economía mundial y este ejercicio, según el FMI, Alemania hará lo mismo con Japón y se situará en el tercer puesto. Bien es cierto que por cuestiones más monetaristas que productivas. Porque la debilidad del yen está detrás de este sobresalto, pese a que la economía nipona ha sorteado tres decenios de estancamiento con deflación y se sacude de su condición de enfermo económico mundial con el mayor dinamismo del G-7 en la primera mitad de 2023. Frente a la recesión en la que ha caído la locomotora europea.
En 2075, Goldman Sachs predice que China será el PIB dominante, con 57 billones de dólares, si bien tendrá a rebufo a India (52,5) y EEUU, con 51,5 billones en una lista que completarán, en el top-ten, Indonesia, Nigeria, Brasil, Alemania, Reino Unido, Japón y Rusia. En datos compartidos con los extraídos de la sala de máquinas del FMI, que, para 2050, establece el siguiente listado de los cinco mayores PIB: China (41,9); EEUU (37,2); India (22,2); Indonesia (6,3) y Alemania, con 6,2 billones.
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