03 sep 2023
Golpe militar tras elecciones fraudulentas
El 30 de agosto un grupo de militares anunciaba en televisión la caída del gobierno del Presidente Ali Bongo Ondimba, tras 14 años en el poder.
El Centro Electoral de Gabón le había proclamado ganador de las elecciones celebradas cuatro días antes con un 64,27% de los votos, lo que le otorgaba un tercer mandato, extendiendo así el control que la familia Bongo lleva ejerciendo sobre el país desde 1967. Los comicios estuvieron plagados de irregularidades y prácticas fraudulentas, como el veto a los observadores internacionales, el bloqueo a los medios de comunicación extranjeros o el corte de internet durante la jornada electoral y los días posteriores. Todo ello, sumado a la frágil salud de Ali Bongo, sirvió para justificar el golpe al líder de la guardia presidencial, el general Brice Oligui Nguema (primo del hasta ahora presidente), defendiendo que el ejército había “asumido su responsabilidad”. Así, la junta militar, que mantiene a Ali Bongo bajo arresto domiciliario, anunció la cancelación de los resultados electorales, el cierre de fronteras y la disolución de las instituciones estatales. Nguema ya ha jurado el cargo de “presidente de la transición”. El líder de la coalición opositora, Albert Ondo Ossa, que según los resultados oficiales obtuvo un 30,77% de los votos, defiende que él fue el verdadero ganador de las elecciones y se niega a reconocer la legitimidad del líder de los militares, describiendo el golpe como “revolución de palacio” y denunciando que detrás de Nguema estaría la medio hermana de Bongo, Pascaline. Toda la familia Ondimba está acusada de corrupción y de beneficiarse personalmente de la riqueza del país, que es el octavo productor de petróleo del continente y forma parte de la OPEP. Gabón es el último de una larga lista de países africanos que han sufrido golpes de Estado desde 2019, una preocupante tendencia que aumenta la inestabilidad política en la región, lo que Bola Tinubu, presidente de Nigeria y líder de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), denominó “contagio de la autocracia”. Se teme que puedan producirse nuevos casos, un miedo que se ha visto reflejado en la reorganización de las estructuras militares en países como Camerún y Ruanda. No obstante, el caso de Gabón se diferencia de otros golpes recientes tanto por la ausencia de una insurgencia yihadista en su territorio, como por los claros indicios de fraude electoral. Esto hace esperar un trato menos duro por parte de las autoridades regionales y europeas a los golpistas; el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ya ha señalado que “no hay que olvidar que en Gabón antes había habido unas elecciones llenas de irregularidades” y que “hay golpes de Estado militares y golpes de Estado institucionales”. La Unión Africana, las Naciones Unidas, EEUU, y la UE han condenado el cambio de gobierno antidemocrático.