09 mar 2025
Los recortes en ayuda humanitaria y al desarrollo tendrán un fuerte impacto socioeconómico y geopolítico
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció al comienzo de su mandato una congelación de 90 días a casi toda la ayuda humanitaria y al desarrollo, lo que tendrá grandes e inmediatas consecuencias socioeconómicas y sanitarias.
No se descarta que la suspensión se alargue en el tiempo, ni que se sumen otros países occidentales (Reino Unido y Francia ya han anunciado recortes, aunque de mucha menor magnitud), lo que podría generar cambios radicales en muchos de los países afectados. Cuando se cuenta (proporcionalmente) el apoyo de instituciones financieras regionales e internacionales y organismos multilaterales, como las agencias de la ONU, EE.UU. proporciona hasta un 26% de toda la ayuda destinada a África. El cese de estos aportes ofrece una enorme oportunidad a potencias rivales para cosechar beneficios diplomáticos y poder blando, hasta ahora un dominio característico de Occidente, que verá debilitada su influencia. Países como China, Rusia, India, Arabia Saudí, Turquía y Emiratos Árabes Unidos han aumentado sus programas de ayuda, con un claro sesgo a sus intereses comerciales y geopolíticos. En regiones como el Cuerno de África o el Sahel, asoladas por violencia, conflictos, rivalidades y en el que muchos países tienen grandes intereses, el panorama geopolítico podrá sufrir una reconfiguración. Además, el recorte de recursos destinados a sanidad, agricultura o educación tendrá efectos gravísimos para la población africana, especialmente en los 30 millones de personas atrapadas en la guerra civil de Sudán, considerada la peor crisis humanitaria del mundo, o los cientos de miles de personas que recibían tratamiento para la tuberculosis y el SIDA-VIH (que evita aproximadamente 70.000 muertes anuales).