16 ene 2022

Se eleva el riesgo de conflicto

La primera ronda de negociaciones entre Rusia y Occidente, el pasado jueves 13 de enero, concluyó sin acuerdo.

Las demandas de Moscú contemplan el veto a la entrada de Ucrania y Georgia a la organización, que no se desplieguen recursos militares en los países que entraron en la OTAN después de 1997 y que los aliados dejen de cooperar militarmente con Ucrania. Una serie de requisitos que la Organización y, en concreto, Washington consideran inasumibles. La OTAN, sin embargo, sí se ha mostrado dispuesta a negociar nuevos tratados de control de armas, algo que Rusia ha rechazado. La falta de acercamiento de las posturas de ambos ha provocado una nueva escalada de la tensión militar en la frontera con Ucrania adonde Rusia continúa enviando tropas y amenaza con “medidas técnico-militares”, sin especificar en qué consistirían exactamente dichas medidas. La UE por su parte, que no tuvo un asiento en la mesa de negociaciones, anunció que, en caso de que Rusia decida invadir Ucrania, tiene preparada una batería de sanciones que pretenden aislar económicamente al país, como su expulsión del sistema de pagos SWIFT o el cierre del Nord Stream 2 (aún pendiente de aprobación). Lo cierto es que, pese a que se duda que la escalada de tensión derive realmente en un conflicto real, también lo es el hecho de que probablemente Rusia continúe aumentando la presión en la frontera ya que el terreno militar es el ámbito en el que Moscú se siente más cómoda.

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