Sin cambios en los tipos de interés

Se estima que los seísmos han recortado en dos décimas el crecimiento esperado del país en 2023, hasta situarlo en el 2,8%. Turquía lleva años siguiendo una política monetaria heterodoxa que se basa en bajar los tipos de interés para estimular la economía. Unas decisiones que han provocado una espiral inflacionista, tumbado la lira, erosionado las reservas internacionales y ahuyentado la inversión extranjera directa. La inflación tocó techo el pasado mes de octubre cuando alcanzó el 85,5% interanual y, pese a que desde entonces se ha moderado, los precios han avanzado alrededor de un 10% en los primeros meses de 2023. Lo cierto es que el país enfrenta serios problemas de liquidez. El país cuenta con reservas que alcanzan los 70.000 mill.$, equivalente a unos dos meses de importaciones, que se explican fundamentalmente por el apoyo que recibe de los países del Golfo. Sin ir más lejos, a comienzos del mes de marzo Arabia Saudí depositó 5.000 mill.$ en el BCT con el objetivo de ayudar a la economía turca tras el terremoto de febrero.