08 nov 2020

Un presidente, cincuenta estados

Joe Biden ha sido elegido nuevo presidente de Estados Unidos con el 50,8% de los votos frente al 47,5% que obtuvo el actual mandatario Donald Trump en los comicios más reñidos que se recuerdan.

Con más 76 millones de votos, Joe Biden se ha convertido en el candidato más votado de la historia de Estados Unidos superando incluso a la anterior candidata demócrata, Hillary Clinton, que pese a obtener un mayor número de votos que Trump en los pasados comicios de 2016 (61 millones), no pudo llegar a la Casa Blanca. Esta paradoja se debe a que el sistema de elección presidencial es indirecto, es decir, los votantes no eligen directamente quién será el jefe del ejecutivo sino que designan a los compromisarios o electores de cada Estado que votarán por uno de los candidatos. En la mayoría de los Estados, los compromisarios no se reparten en función de los votos que ha obtenido cada candidato, sino que se le aplica el llamado “winner takes all” que quiere decir que si un candidato gana en un estado se lleva todos los compromisarios de ese estado que posteriormente le votarán. Cada uno de los Estados tiene un número diferente de compromisarios en función de su población y que suman un total de 538. Mientras hay estados, como California, que siempre votan demócrata, hay otros como Florida, Pensilvania o Michigan que varían en función del candidato y que acaban decidiendo la presidencia. Son los llamados “swing states”.

│Las claves de la victoria

Así pues, Biden ha conseguido el voto en algunos de los Estados del cinturón de óxido, una región enormemente afectada por la deslocalización industrial, que en 2016 se decantó por Trump. Además, Georgia y Arizona, bastiones tradicionales del partido republicano, también han optado por el candidato demócrata. La llegada de nuevos perfiles de votantes, más jóvenes, con estudios universitarios y culturalmente más diversos, explica este cambio. Esta nueva tendencia contrasta, sin embargo, con las zonas rurales de estos estados de perfil ideológico tradicional y conservador. Por último, la pandemia ha hecho que gran parte del electorado (fundamentalmente demócrata) haya optado por el voto adelantado y el voto por correo (alrededor de 100 millones de personas han optado por esta modalidad) lo que ha retrasado el escrutinio y el nombramiento del ganador. Un hecho que a su vez ha sido fuente de disputa entre el presidente Trump, que exigía que se parase el recuento entre acusaciones de fraude electoral, y Biden, que pedía paciencia para conocer el resultado definitivo. Una tensión que, evidentemente, se ha trasladado a las calles donde se han producido enfrentamientos entre los votantes de uno y otro candidato. Sin duda, si algo ha quedado claro en estas elecciones, es que el nuevo presidente se enfrenta ahora a la difícil tarea de reconciliar una sociedad más dividida que nunca.

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