24 may 2021
El crecimiento de las FinTech: de oportunidad de negocio a vía de desarrollo orgánico
El desarrollo de la industria FinTech abre vías muy positivas de financiación para nuevos desarrollos de negocio. La recuperación de la economía está promoviendo ofrecer mayores facilidades para que los inversores apuesten por este tipo de compañías.
La industria FinTech está siendo una de las grandes triunfadoras en la nueva economía global, cada vez más digitalizada y con una mayor personalización de los servicios que, además, generan más valor añadido, incluso en los segmentos aparentemente más tradicionales como es el caso del financiero. Las compañías FinTech son aquellas que, gracias a la combinación de esfuerzos entre nuevas tecnologías y una apuesta continua por la innovación, son capaces de ofrecer soluciones inéditas que permiten mejorar procesos de gestión empresarial, creando, a menudo, nuevas fórmulas de hacer negocio con un enfoque disruptivo y rompedor.
Hasta hace unos años, se relacionaba a las entidades FinTech (literalmente, la unión de dos vocablos que, en inglés, significan finanzas y tecnología) únicamente con startups que contaban detrás con uno o más emprendedores que poseían una idea potencialmente brillante pero que carecían de la suficiente liquidez como para poder desarrollar durante mucho tiempo su proyecto sin tener que recurrir a la financiación ajena. Esta tesitura provocaba que, con mucha frecuencia, un parte muy importante de estas firmas terminaran entrando en quiebra por cuestiones relacionadas con la falta de tesorería para gestionar los pagos o por no disponer de la capacidad suficiente para poder llegar a comunicarse con sus potenciales clientes.
Sin embargo, en la actualidad cada vez es más frecuente encontrar empresas FinTech ya asentadas en sus respectivos segmentos e inmersas en fases de crecimiento o, directamente, de internacionalización, así como otras que colaboran de manera estrecha con grandes bancos cuando no forman parte de un gran grupo financiero. Toda esta amalgama de diferentes tipologías provoca que, en paralelo, se hayan desarrollado distintas fórmulas de financiación para estas compañías, lo que, en definitiva, resulta muy positivo para todas ellas, ya que les ofrece varias vías alternativas para capitalizarse mientras la sociedad está cada vez más abierta a adoptar la innovación.
De lo tradicional a lo más innovador
Tener una startup focalizada en un modelo de negocio disruptivo siempre ha sido una apuesta de riesgo para muchos emprendedores que, con frecuencia, habían de recurrir, ante la falta de opciones, a las dos vías tradicionales, que eran, por un lado, la captación de inversores particulares, habitualmente, conocidos de los fundadores (las famosas tres efes, que, en español, corresponden a los términos anglosajones de familiares, amigos y locos), y, por el otro, recurrir a una línea de crédito bancaria. Los más afortunados podían conseguir que alguna firma de capital riesgo se interesara por el proyecto, aunque, por desgracia, no solía ser la realidad más habitual.
En la actualidad, cada vez está más asentada, por ejemplo, la figura del business angel, que, además de capital, suele aportar asesoramiento, experiencia y contactos, imprescindibles sobre todo en las fases más incipientes de una startup. Este tipo de inversores ha evolucionado, gracias al crecimiento de Internet, dando lugar a formas de inversión alternativa, como el crowfunding o el crowdlending, que pueden favorecer la llegada de nuevos especialistas a las entidades mientras se posibilita crecer de manera orgánica hacia otros mercados internacionales, gracias a la globalidad que aporta la Red. Y, todo ello, mientras se lanza el mensaje a los stakeholders de que la empresa es plenamente digital, transparente e independiente, ya que no depende de ningún gran grupo para la obtención de recursos que aseguren su crecimiento.
El reciente proyecto de reforma de Ley del Mercado de Valores parece que va a proporcionar un espaldarazo importante a las Special Purpose Adquisition Companies (SPAC), que son firmas que salen a cotizar en Bolsa sin poseer activos, debido a que lo que quieren es captar dinero de inversores para, más adelante, poder llevar a cabo compras de empresas que, con frecuencia, no cotizan. Así, estas entidades que han sido compradas, ocupan la posición de su adquirente en el mercado, por lo que completan una vía alternativa a la de cotizar, con, aparentemente, una mayor agilidad ya que precisan de someterse a un menor número de controles. Las SPAC son especialmente importantes para las empresas que se encuentran en sus primeras fases de desarrollo o en crecimiento, momentos en los que el acceso ágil a la financiación es, a menudo, más crítico y necesario.
Con estos mecanismos novedosos de búsqueda de financiación, las FinTech consiguen, además de liquidez, optar a un conocimiento mayor, a nuevas oportunidades de negocio que les permitan crecer más rápidamente y les posicionen, además, con sujetos de interés que les generen valor añadido a su modelo de negocio, a través del enriquecimiento de otras entidades y profesionales con capacidad de liderazgo.
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