05 mar 2024
Un ejercicio exigente superado con buena nota por las empresas
Los tipos de interés y la inflación marcaron un 2023 muy complicado para las empresas que, pese a ello, cerraron el año con la mayor creación de negocios en más de 15 años, demostrando así la solidez de la economía española y de su tejido empresarial frente a los desafíos que llegaron del exterior.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Las grandes compañías españolas que integran el Ibex 35 han presentado ya sus resultados correspondientes al pasado año. Las ganancias en conjunto superaron los 50.000 millones, una cifra que supone una caída de casi el 8% respecto a 2022. Pese a ello, el resultado de las cotizadas durante 2023 solo puede ser visto como positivo. Ello debido a que la razón de que los números no alcanzaran a los del ejercicio precedente se debieron única y exclusivamente a Arcelor, que en 2022 obtuvo unos beneficios atípicos e históricos por los inauditos precios que alcanzó el acero y el alza de la demanda postCovid.
De hecho, y sin el efecto de la acerera, las integrantes del Ibex hubieran ganado casi un 7% más que en 2022. Pero una cosa es el mundo de las grandes multinacionales y otra muy diferente el del resto de negocios. De ahí que para conocer la realidad de las empresas y de cada sector durante 2023 sea necesario acudir a la estadística que anualmente publica al INE conocida como Índice de Cifra de Negocios Empresarial (ICNE) y que recientemente actualizó con los últimos datos disponibles.
Pues bien, dicha estadística refleja que el pasado año no fue nada fácil para el desempeño empresarial. No en vano los ingresos que todas las compañías sufrieron un menoscabo del 2,1% respecto a lo cosechado en 2022. Con ello, los negocios pusieron fin a dos ejercicios con crecimientos a doble dígito que estuvieron marcados por la recuperación post-Covid. Así, las empresas incrementaron su facturación casi un 25% en 2022 y un 18% en 2021 tras sufrir un desplome superior al 14% en 2020, un año marcado por los encierros para evitar la expansión del coronavirus. De hecho, la caída en ese año fue la segunda más importante del siglo XXI, solo superada por el 16% de 2009, en plena crisis financiera provocada por la caída de Lehman Brothers.
Pero más allá de las cifras generales, un análisis más pormenorizado por sectores desvela la realidad de la situación vivida por cada área empresarial. Para empezar, las peores notas se las llevaron las energéticas y las firmas de agua, con una pérdida de ingresos superior al 28% por la caída de los precios. Asimismo, el sector de las manufacturas también cerró el pasado ejercicio con una disminución del 2% debido a la pérdida de vigor de la demanda por parte de la Unión Europea, que es nuestro principal cliente, con diferencia.
Por el contrario, el único ámbito empresarial que pudo superar 2023 con números negros fue el de los servicios, como evidencia el incremento de su facturación situado en el 6,2%. Ello debido al vigor que el consumo mostró y a la recuperación del turismo nacional e internacional. Unas variables que deben mucho al interés de las personas por maximizar el tiempo de ocio y disfrute que el Covid robó, y con las que probablemente no se podrá contar con la misma intensidad a lo largo del presente 2024.
Pese al impulso de los servicios, la realidad es que gran parte del tejido empresarial no lo tuvo fácil durante el pasado año, como bien muestran las cifras de facturación, donde se evidencia una importante caída. Es obvio que las compañías sufrieron en sus cuentas de resultados de una serie de factores externos que lastraron sus negocios.
Para empezar, la permanencia de la guerra de Ucrania y el inicio de la contienda en Gaza, siguen tensando el comercio y las cadenas de suministro. Asimismo, la inflación siguió inflando los costes de las compañías que, en la mayoría de los casos, no tuvieron capacidad para trasladar dichos incrementos en toda su intensidad a los precios finales. Y es que si lo hicieran sus ventas sufrirían aún más debido a la caída de la demanda que se generaría. Esto quiere decir que muchas empresas se han visto obligadas a sacrificar su ya exiguos márgenes para impedir un mayor desplomes de los ingresos.
Con todo, la variable que más factura pasó a buena parte de los sectores empresariales fue el contexto de tipos de interés históricamente altos impuesto por el Banco Central Europeo para tratar de frenar el alza de los precios. Una medida obligada pero que ha encarecido la financiación de los créditos para los ciudadanos, lo que ha originado un importante frenazo de la demanda. Por si fuera poco, el impulso en el precio del dinero también ha disparado el coste de los préstamos para las propias compañías, impidiendo, o retrasando, con ello inversiones necesarias para impulsar la facturación o los márgenes.
Los datos, por tanto, dejan patente que el pasado 2023 fue un año exigente para las compañías, tras dos ejercicios positivos marcados por el impulso de la demanda tras la pandemia de Covid. Pese a ello, las empresas cerraron el pasado año con la mayor creación de nuevos negocios en más de 15 años y con una caída del 5,5% en las disoluciones respecto a 2022. Así, la cifra de nuevos negocios se elevó en más de 108.000, la mayor desde 2007, mientras que los cierres se quedaron en menos de 25.000, lo que deja un saldo positivo de más de 83.300 negocios nuevos.
Unas cifras que reflejan la solidez de las compañías y su capacidad de resiliencia ante los importantes retos a los que se tuvieron que enfrentar.
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