Las pymes más aventajadas saben que los mercados en los que se mueven han cambiadosustancialmente y que esto les obliga irremediablemente a variar algunas de sus estrategias. En primer lugar, han de tener en cuenta que ahora estos mercados son mucho más dispares; en segundo término, que existe una incertidumbre constante; y, finalmente, que la obsolescencia es inmediata.
Mercados dispares No hace tanto tiempo que los mercados desarrollados eran los únicos que realmente importaban. Y aunque éstos fueran de distintos continentes y estuviesen separados por miles de kilómetros, desde una perspectiva económica, eran más sus similitudes que sus diferencias. Ahora las cosas han cambiado. Según un reciente informe de Deloitte, hoy día, las empresas deben buscar modos de operar con éxito en mercados totalmente diferentes en todos los sentidos, desde un punto de vista social, tecnológico y económico.
Incertidumbre constante El segundo nuevo ingrediente que tienen ahora los mercados es la incertidumbre constante. Antes las empresas funcionaban en un entorno de negocio relativamente estable y predecible en el que el futuro se parecía mucho al pasado. Sin embargo, en un contexto económico cada vez más complejo y que avanza a un ritmo vertiginoso, el futuro es una incógnita imposible de descifrar, por lo que habrá que estar continuamente alerta y preparado para afrontar cualquier problema y situación que se presente.
Obsolescencia inmediata Y, finalmente, el tercer factor de cambio es la obsolescencia inmediata. Como apuntan desde la consultora, hoy día, la innovación de ruptura es la norma, no la excepción. Casi todas las empresas podrían tener que enfrentarse en cuestión de semanas o meses a innovaciones potenciales y a nuevos competidores que podrían hacer que su empresa en conjunto quedara totalmente obsoleta. Todas estas nuevas situaciones afectan tanto a pymes como a grandes empresas. Por eso, algunas de éstas últimas ya están buscando métodos para entrenar a sus directivos. Por ejemplo, Unilever ha puesto en marcha una iniciativa para formar a 500 dirigentes mediante programas de desarrollo de liderazgo intensivos, que les permita afrontar un mundo cada vez más volátil e incierto.
Nuevas estrategias Pero, ¿cuáles son las estrategias específicas que han de seguir todas las empresas para afrontar con éxito la nueva situación? En primer lugar, deben olvidar las soluciones únicas y aceptar la idea de diversidad. Los directivos de las compañías deben desarrollar distintas competencias, estilos y experiencias, además de asignar a cada profesional el puesto de liderazgo que más se ajuste a sus capacidades. Procter & Gamble, por ejemplo, analiza las capacidades de cada líder y su función específica, y posteriormente diseña un método único y específico para alcanzar los objetivos. En segundo lugar, las empresas deben promover la resistencia y la capacidad de adaptación. Para tener éxito en un entorno impredecible, han de adaptarse con rapidez a un futuro en constante movimiento y en ello jugará un papel fundamental la formación para mantenerse al día lo más rápida y eficazmente posible. La innovación es el tercer elemento clave. Hoy día, muchas empresas de éxito están impulsando la innovación, con el objetivo de crear cambios e ir siempre un paso por delante, incluso aunque esto amenace con dejar sus productos y modelos de negocio obsoletos. Y, finalmente, la cuarta estrategia para afrontar estos nuevos tiempos es no huir de los conflictos. Antes, cuando los líderes chocaban entre sí, uno salía ganando y otro perdiendo, y todo el mundo aprendía la lección de que lo mejor que se puede hacer es evitar los conflictos abiertos, lo cual termina siempre coartando la creatividad y la innovación. Como aconsejan desde Deloitte, las empresas actuales deben crear un entorno de liderazgo en el que las personas pueden mostrarse "agresivas desde un punto de vista creativo", defendiendo aquello en lo que creen y cuestionándose abiertamente entre sí cuando sea necesario, sin enojarse ni cerrarse en banda si pierden.