El Parlamento armenio votó ayer su adhesión a la Corte Penal Internacional

El Primer Ministro Nikol Pashinyan aseguró que Armenia se unía a la Corte Penal Internacional con el objetivo de presentar demandas contra Azerbaiyán, a quien acusa de cometer crímenes de guerra en la región de Nagorno Karabaj. Sin embargo, al adherirse a la CPI, Ereván también está obligada a acatar las sentencias emitidas por el organismo como, por ejemplo, la del pasado 17 de marzo, que ordena el arresto del presidente Putin por haber cometido crímenes de guerra en el contexto de la guerra de Ucrania. En la práctica, esto significa que Putin, que apenas ha salido de Rusia desde que lanzase la invasión sobre Ucrania, tampoco podrá visitar a su antiguo aliado en el Cáucaso. El Kremlin ya advirtió hace unas semanas a Armenia que su decisión de unirse a la CPI era "extremadamente hostil" e "inapropiada desde el punto de vista de sus relaciones bilaterales". Lo cierto es que este gesto por parte de Ereván se produce tras la negativa de las fuerzas de paz rusas de actuar para proteger Nagorno-Karabaj, o la decisión de Rusia de no acudir en ayuda de Armenia en 2021 o en 2022, cuando activó la cláusula de seguridad colectiva de la OTSC, que obliga a acudir en defensa de uno de los miembros de la organización. Parece que se trata del distanciamiento definitivo entre Rusia y su último aliado en la región del Cáucaso.