15 nov 2023
El índice del miedo, en mínimos, difumina el temor a que los precios se vuelvan a disparar
El indicador que mide el temor de los inversores se disparó con el inicio de la guerra en Gaza. Su regreso a niveles más normalizados anticipa el fin de la pesadilla de la inflación y de las alzas de tipos de interés a ambos lados del Atlántico.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
El inicio de la guerra en Gaza disparó el miedo en los mercados ante el temor de que los precios del crudo se dispararan en caso de una escalada del conflicto que incluyera a países productores de petróleo, como Irán. Todo ello provocó que el pasado octubre fuera un mes para olvidar en las bolsas. Pero en los días que llevamos de noviembre la situación ha cambiado de manera radical. Así lo indican los principales índices bursátiles a ambos lados del Atlántico que presentan alzas notables en las últimas semanas. Unas mejoras en las valoraciones de las compañías que se producen por el cada vez mayor convencimiento que existe entre los inversores y gestores de que el ciclo de subidas de tipos de interés en Europa y EEUU ha terminado.
El fin del ciclo de incremento del precio del dinero emprendido por la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo supone que la guerra contra la pesadilla inflacionaria está prácticamente ganada (el IPC sube a poco más del 3% tanto en EEUU como en la eurozona, según los últimos datos publicados), y constituye una excelente noticia para la actividad económica empresarial al frenarse el encarecimiento de la financiación. Esto es precisamente lo que los mercados están comprando y lo que explica la subida de las bolsas.
Por si fuera poco, la última encuesta mensual a los gestores realizada por Bank of América (Bofa), la más importante a nivel mundial, refleja por primera vez que los encuestados recomiendan sobreponderar la renta variable, algo que no ocurría desde abril de 2022. Supone así otra prueba más del optimismo y de que el temor a que el conflicto en Gaza detuviera la caída de los precios se ha difuminado.
Con todo la mejor muestra de ello está en el comportamiento del conocido como índice del miedo. En los mercados se mide todo y el miedo también es una variable que entra en juego. De hecho el temor a que la contienda en Oriente Medio disparara los precios hizo que el CBOE Vix, el indicador que evalúa la volatilidad implícita en el S&P 500, de referencia en EEUU, se disparara en octubre hasta rozar los niveles que presentó en marzo, que fue cuando tuvo lugar las primeras caídas de la banca regional de EEUU, tras el colapso del Silicon Valley Bank.
Ahora dicho indicador está situado en niveles que descartan cualquier impacto negativo de la guerra en Gaza en el petróleo. Ello pese a que la posibilidad de que países productores entren en el conflicto sigue plenamente vigente. Por tanto, la razón de que el miedo del mercado caiga reside precisamente en la ralentización de la economía. El frenazo del crecimiento en EEUU y más aún en Europa, unido al menor impulso del PIB de China del previsto, ha provocado una notable caída de la demanda energética a nivel global.
La consecuencia directa de este descenso es que existe una oferta más que suficiente para abastecer los pedidos. Algo que ha generado que el precio del barril de crudo Brent ronde en estos momentos los 80 dólares cuando hace solo un mes su coste superó los 92 dólares, y los futuros del mercado anticipaban que podría alcanzar los 120 dólares en 2024 si la guerra en Gaza escalaba a toda la región.
Existen, por tanto, sobrados argumentos para justificar el optimismo de las bolsas en las últimas semanas. Y si se tiene en cuenta que los mercados anticipan alrededor de medio año lo que ocurrirá en la economía, la realidad es que la primera mitad de 2024 puede ser bastante más positiva de lo que se esperaba hace pocas fechas.
¿Quiere esto decir que ya no existan amenazas que puedan dar al traste con las buenas perspectivas? Por desgracia no es así. El frenazo económico de China provocado por su crisis inmobiliaria, puede tener consecuencias globales. Además, la deuda de los países europeos vuelve a estar en el punto de mira de los mercados tras el agresivo plan de rebajas de impuestos anunciado por Giorgia Meloni que prevé pagar con más déficit y deuda. Esto puede provocar que la agencias de calificación rebajen la nota de la deuda transalpina al nivel de bono basura, lo que volvería a despertar los fantasmas de las primas de riesgo disparadas que generaron un problema gravísimo para la financiación de los países del sur de la UE, España entre ellos, entre 2010 y 2012.
Sin duda se trata de riesgos a tener muy en cuenta. Pero tras unos años durísimos para las empresas y los ciudadanos, el mero hecho de que la pesadilla de la inflación esté de retirada constituye una noticia a celebrar, ya que permitirá una mejora de la actividad de todos los negocios al propiciar un impulso en el consumo.
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