04 jul 2023
El mercado estadounidense atisba una recesión sincronizada con aterrizaje brusco en 2024
El mercado ve en la contracción pausada del PIB el síndrome de la “rana hervida” (boil the frog), unos números rojos casi imperceptibles o visibles a largo plazo.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
La economía estadounidense se comporta como una rana hervida, el símil que en el doctrinario liberal sirve para ilustrar un fenómeno extraño por su lenta evolución y que logra postergar sus efectos más allá del corto plazo. Estrategas de inversión de JP Morgan creen que en la segunda mitad de este ejercicio el PIB americano caerá en números rojos y contagiará a la actividad global, hasta ocasionar una contracción sincronizada.
El concepto boling the frog también sirve para describir situaciones en los que la gente -en este caso, los inversores- fallan en sus pronósticos o actúan con poca determinación ante potenciales riesgos que, con el tiempo, pueden convertirse en severos y eventualmente configurar burbujas especulativas. Es lo que este banco de inversión trata de explicar a sus clientes sobre el clima de los negocios en 2023 y 2024. En el conjunto del año y medio que queda por delante, hay “muchas más posibilidades de que ocurra una recesión de que se logre eludir un receso en EEUU y en el resto del mundo”.
Sus analistas otorgan un 36% de opciones a que los números rojos en la mayor economía global y en el conjunto del planeta coincidan en el tiempo, dada la progresiva escalada de los tipos de interés y la ausencia de una interrupción en el encarecimiento del dinero para combatir la subida de precios. Para JP Morgan, las políticas monetarias están, en la actualidad, “en niveles elevados y ante horizontes demasiado persistentes”. A pesar de la pausa de la Reserva Federal de junio.
Las perspectivas de los bancos centrales ya son más contundentes que las de un aterrizaje suave, “sin que aparezcan vestigios de un descenso estructural de la inflación”, lo que aventuraría fases crediticias más expansivas, dicen sus gestores de fondos antes de concluir que “la percepción es que aún apuestan por políticas restrictivas” que acabarán frenando la actividad. Hasta el punto de que, “en algún momento de 2024, provocarán una recesión sincronizada global”.
Un segundo escenario concede un 32% de posibilidades a un descenso notable del dinamismo en EEUU a finales de 2023 o comienzos de 2024, fruto de una fuerte contracción del crédito por nuevas subidas de tipos por parte de la Fed, pero sin que el virus estadounidense se propague a otras latitudes, que se manifestarán resilientes al retroceso productivo americano.
El tercero de los panoramas descritos por JP Morgan, el más benévolo, añade hasta un 23% de posibilidades a que se produzca un aterrizaje suave, con solo un trimestre de contracción -es decir, sorteando los números rojos oficiales- y un 10% a una caída en recesión técnica, aunque con señales de vigor inmediatas. Ambos, en el transcurso de la segunda mitad de 2023.
En el banco de inversión norteamericano se incide en que la inflación ha alcanzado cotas que no guardan parangón en 41 años y en que la Fed ha elevado tipos más de un 1.700% en los últimos quince meses para tratar de gobernar la economía, hasta situarlos en su nivel más elevado desde 2007. Y se advierte de que seguirán al alza este año, con otra subida de cuarto de punto este mes que los dejaría en el rango entre el 5,25% y el 5,50%.
La Fed de Nueva York presagia, con un 71% de posibilidades, la entrada en recesión de EEUU, si bien la prorroga a mayo de 2024, alternativa que consolidaría al mandato de Joe Biden como al de las presiones inflacionistas con dinamismo del empleo, con el IPC en el 4% en mayo, mes en el que la primera economía global añadió otros 339.000 empleos.
Sin embargo, la coyuntura norteamericana también se ha instalado en una “estanflación casi permanente” que, a los ojos del economista David Rosenberg, la ha convertido en un “muerto viviente”. A su juicio, el PIB de EEUU se apresta a vivir “un aterrizaje brusco” con recesión en la segunda mitad de este año por la “agresiva política de la Fed” que está detrás de la “más que contundente contracción del crédito”, de la ralentización inmobiliaria y de la pérdida gradual de beneficios empresariales. La pausa monetaria de junio -enfatiza- “no contempla los efectos aún sin apreciar de las diez subidas de tipos”.
La inflación es “una obsesión para Powell”, en opinión del profesor de Wharton, Jeremy Siegel, que ve en la tregua de tipos de la Fed una opción mínima de que se diluyan unos números rojos inevitables con debacles profundas de los mercados de capitales.
Rosenberg otorga un 99,5% de posibilidades de que se proclame el inicio de otra etapa recesiva en semanas.
Un planteamiento que sostiene Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, que también reclama a la Fed que deje de “sacrificar la economía” para controlar la inflación. Diagnóstico al que se une el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, quien observa un fenómeno incluso de desinflación a medio plazo por el mínimo repunte registrado por los costes laborales unitarios, a los que la Fed “no atiende” -avisa- a pesar de está “destruyendo” la actividad industrial del país.
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