Conclusiones Debido a la creciente rivalidad entre Es-tados Unidos y China por la hegemonía mundial, el marco de las relaciones in-ternacionales está sufriendo un cambio de paradigma en la última década. De un mundo multipolar, en el que los paí-ses emergentes ganan protagonismo y todas las naciones cooperan en función de intereses particulares en una red de alianzas solapadas, el escenario interna-cional comienza a transformarse recor-dando en algunos aspectos a la Guerra Fría, en el que lo que cuenta es la políti-ca de alineación en bloques antagónicos. Esta evolución incipiente no es definiti-va ni irreversible. Como hemos analiza-do, los intereses comunes y la interde-pendencia de las economías de Estados Unidos y China hace que existan fuertes incentivos para que las dos grandes po-tencias mundiales prefieran la coopera-ción al enfrentamiento. Sin embargo, el surgimiento en China del llamado “Lobo guerrero”, una actitud nacionalista más agresiva hacia el exterior, unido al cre-ciente recelo en los países occidentales frente a China, hace que la consecuen-cia inmediata de este nuevo orden inter-nacional sea el incremento de los riesgos políticos y económicos en todo el globo. Como hemos repasado, los riesgos se ex-tienden en diversas esferas. Hasta aho-ra el enfrentamiento ha estado marcado por los conflictos en la esfera económica, especialmente comercial bajo la Admi-nistración Trump y ahora más en el área tecnológica bajo la Administración Bi-den. Las señales no son por el momen-to halagüeñas en ninguna de las dos. En la esfera comercial, a pesar de que algu-nos esperaban que se abriese una nego-ciación rápidamente tras la elección de Biden que llevase a una desescalada de los aranceles, parece poco probable que veamos avances a corto plazo, si bien no esperamos que se reproduzca tampoco una guerra arancelaria. En cambio, en el terreno tecnológico el impacto del Co-vid-19 en las cadenas de suministro y la escasez mundial de semiconductores no ha hecho más que agravar la escala-da de medidas por parte de Estados Uni-dos para frenar la transferencia de tec-nología y en Pekín el énfasis en lograr la independencia tecnológica. Pero quizás donde parece estar sucediendo un dete-rioro más significativo es en la esfera pu-ramente política. La estrategia de Biden de crear una alianza de países para con-tener el auge de China y rescatar la baza ideológica de Democracia vs. Autorita-rismo, poniendo énfasis en las sancio-nes por cuestiones de derechos huma-nos provoca en Pekín un mayor resen-timiento incluso que el discurso directo de confrontación de Trump, pero basado en intereses concretos de política inter-na estadounidense. Esto es evidente es-pecialmente en la política de gestos de la nueva Administración americana en torno a la cuestión de Taiwán, un tema particularmente sensible para el gobier-no chino. La posibilidad real de un enfrentamien-to militar directo entre China y Estados Unidos es muy baja. Sin embargo, la po-sibilidad de que se produzca una escala-da de incidentes no solo en torno al es-pinoso tema de Taiwán o Hong Kong, también en torno a los numerosos con-flictos territoriales en Asia, no es insignifi-cante. La creciente presencia militar chi-na en el Pacífico Sur y el estrechamiento de la tradicional superioridad militar es-tadounidense hacen posible una políti-ca de desafío chino también en lo mili-tar, no exenta de riesgos en el caso de un posible error de cálculo de alguna de las partes. Además, una cadena de inciden-tes en este terreno podría retroalimentar las dinámicas de enfrentamiento en las cuestiones económicas, tecnológicas o financieras. Por último, hay que destacar que aun-que en Asia es más evidente aún la ne-cesidad de primar la cooperación de-bido a que los lazos económicos entre China y el resto de países asiáticos son si cabe más intensos, lo cierto es que tam-bién está ganado terreno la política de bloques y el recelo hacia China. El caso más paradigmático es el de India, tradi-cional baluarte de los países no-alinea-dos durante la Guerra Fría, que se confi-gura como aliado clave de Estados Uni-dos para frenar la expansión china. Aun a disgusto, tanto India como muchos paí-ses del sudeste asiático se están viendo empujados a elegir bando en esta pugna por la hegemonía mundial, lo que puede generar un notable deterioro de las rela-ciones en la región. CHINA: UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL